Cinco horas es lo que tienen que esperar los facultativos y técnicos de laboratorio del servicio de Microbiología del hospital Clínico de Zaragoza para tener un diagnóstico casi infalible de coronavirus. Es el tiempo que se emplea en una prueba hasta ahora desconocida para el gran público y que después de un mes y medio de crisis sanitaria se empieza a conocer popularmente por sus siglas en inglés, PCR, Reacción en Cadena de la Polimerasa.
El jefe de Microbiología del Clínico, Rafael Benito, explica a este diario que este test permite detectar una cantidad mínima del material genético del patógeno, a partir de diez copias de ácido ribonucleico (ARN) en una muestra. "La sensibilidad es muy superior a los test rápidos y te indica si eres positivo cuando hay pocos virus en el cuerpo y ni siquiera se han generado anticuerpos", apunta.
Aproximadamente la mitad del servicio de Microbiología del Clínico, compuesto por once microbiólogos y una treintena de técnicos de laboratorio, está volcado en la actualidad en hacer las pruebas PCR.
Su capacidad estaba muy limitada en un principio, dado que solo disponían de una máquina extractora de ácido ribonucleico, con la que podían hacer "cinco tandas de doce pruebas" al día. Benito apunta que los compañeros de Bioquímica les cedieron un equipo idéntico, con el que pudieron duplicar el número de diagnósticos. Y con la incorporación de otro equipo específico de un laboratorio norteamericano, aportado junto a la compra de reactivos antes de la crisis, les permitió pasar a realizar hasta 320 pruebas PCR.
Ante la intensa demanda de diagnóstico, los empresarios aragoneses compraron y entregaron hace dos semanas una cuarta máquina extractora de ARN, con la que, en condiciones óptimas, el Clínico puede llegar a los 380 test diarios.
Este material genético se extrae de las muestras respiratorias de una persona sospechosa de estar infectada por el SARS-CoV-2, tomadas con una torunda en un frotis nasofaríngeo. El jefe de servicio de Microbiología del Clínico explica que asumen el análisis para confirmar y descartar el contagio en pacientes del propio hospital y de su zona de salud, que engloba tanto Las Delicias como "la mayor parte de pueblos de Zaragoza", además de asumir las muestras remitidas por el hospital de Calatayud, parte de las que se toman en el aparcamiento del hospital Militar y de varios centros privados.
"Al principio también nos encargábamos del hospital Royo Villanova y del San Jorge de Huesca, aunque ahora disponen de sus propias máquinas", añade.
Con el material genético extraído de las muestras, los especialistas proceden a amplificarlo en otro equipo del laboratorio para detectar la posible presencia de ARN del virus. "La máquina arroja unas gráficas de la cantidad de virus de cada muestra y eso nos sirve para proceder a su interpretación", apunta.
Con las tres pequeñas máquinas extractoras y la amplificadora se pueden obtener los resultados en unas tres horas, ya que analizan doce muestras a la vez, mientras el cuarto aparato, que hace todo el proceso con 96 muestras a la vez, tarda unas cinco horas.
Rafael Benito indica que la "alta sensibilidad" de la prueba PCR tiene la ventaja añadida de revelar la presencia del virus en la fase inicial de infección, algo imposible de conseguir con los sencillos test rápidos. Estos últimos arrojan resultados en quince minutos, pero estos test rápidos solo identifican la presencia de anticuerpos generados por el paciente frente al virus, para lo que se requiere que haya pasado un mayor tiempo desde el contagio. «Esto nos permite saber que está o ha estado infectado hace un tiempo», concluye.