La crisis sanitaria motivada por el coronavirus no ha resultado positiva, evidentemente, para ningún sector de la población. Pero sus efectos económico-laboral, sanitario, psicológico y científico están siendo especialmente graves en aquellos grupos ya de por sí vulnerables. Esta es la alerta que lanza la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) a la vista de los resultados del estudio ‘Malestar psicológico en pacientes de cáncer durante el confinamiento del covid-19’.
Entre otras conclusiones, la organización destaca que un tercio de los pacientes oncológicos ha desarrollado ansiedad y depresión como consecuencia del confinamiento. Además, el informe critica los “posibles aplazamientos en los tratamientos, retrasos en las pruebas y la paralización del país”, están provocando “una emergencia en cáncer de la que la AECC alerta para estar preparados y hacerle frente”.
La asociación hace un llamamiento al Gobierno central ha hecho este llamamiento y presentado el primer informe que revela que más del 34% de las personas con cáncer ha sufrido ansiedad y depresión durante este confinamiento. Una de las principales conclusiones que se extraen es que las personas con cáncer “se muestran bastante más preocupadas por la pandemia que la población española en general”. Según el informe, casi el 67% de los pacientes reveló estar muy preocupado por la pandemia, frente al 58,9% de la población general.
Entre las preocupaciones más habituales de los pacientes estaría el riesgo de infección por covid-19, las posibles complicaciones por la inmunodepresión cuando se encuentran en tratamiento o los problemas en la capacidad sanitaria para prestar una atención adecuada que pudiera interferir con el tratamiento óptimo de su enfermedad. Para Belén Fernández, responsable del Observatorio del cáncer de la AECC, “la crisis sanitaria que atravesamos ha generado una emergencia en cáncer que afecta directamente a la población con esta enfermedad. Por ello, la asociación ha comenzado a analizar cómo va a afectar esta crisis sanitaria a las personas con cáncer a todos los niveles y los primeros datos apuntan al aspecto psicológico, donde las consecuencias del confinamiento han provocado un porcentaje elevado de personas con cáncer con problemas de ansiedad y depresión”.
La organización prevé que, a esta “emergencia psicológica”, se añada también otra “social, científica y sanitaria”. El coronavirus ha destruido más de 816.000 empleos en sus dos primeros meses en España, “un dato que, sumado al incremento de demandas de ayudas económicas de familias con cáncer a la AECC en lo que va de crisis económica, el doble con respecto al mismo período del año anterior, hacen prever un escenario de emergencia económica y laboral nunca visto hasta el momento”.
La organización vaticina “un aumento significativo de paro entre las personas afectadas por cáncer”. No obstante, para tener un escenario más ajustado, la AECC va a esperar a la segunda oleada de la EPA “para conocer exactamente el porcentaje de población con cáncer en situación de vulnerabilidad social”.
Principales preocupaciones
Carmen Yélamos, responsable del Servicio de Atención Psicológica de la AECC, destaca que "el estudio ha querido conocer de cerca cómo es el impacto psicosocial que el virus y el confinamiento están produciendo en las personas con cáncer. Detectar cuáles son sus principales preocupaciones en estos momentos y los niveles de ansiedad y depresión es necesario para poder identificar qué tipo de intervenciones psicológicas y sociales son las más adecuadas para ayudarles a afrontar esta difícil situación por la que están pasando”.
Las diferentes variables asociadas a los trastornos psicológicos que se han detectado son, entre otras, el empeoramiento de la situación económica de la unidad familiar como consecuencia del confinamiento (un 58,6% de los encuestados dijo que su situación ha empeorado mucho), así como “la contaminación informativa y la gestión de la información”, pues un 50% de los consultados dijeron no ser capaces de desconectar. Además, el malestar es significativamente elevado entre aquellos que muestran mayor desconfianza hacia las instituciones sanitarias y políticas públicas.
Asimismo, el miedo al contagio (propio o de los seres queridos) y la preocupación específica por el coronavirus están relacionados de manera moderada con el malestar psicológico general, mientras los retrasos en las pruebas provocados por la pandemia se relacionan en mayor medida con el malestar psicológico que los retrasos en los tratamientos oncológicos. Por otro lado, la presencia de problemática psicológica es mayor durante el primer año tras el diagnóstico de la enfermedad, de lo que infiere que hay mayor preocupación entre las personas recién diagnosticadas o en tratamiento activo.