La caja de herramientas contra el cáncer está incorporando una nueva. Se trata de un pegamento molecular que, uniéndose como una lapa a las proteínas malignas, es capaz de poner en marcha la maquinaria de degradación de proteínas que todos tenemos en nuestras células. ¿Resultado? Las proteínas malignas son eliminadas, borradas del mapa.
Cristina Mayor Ruiz, investigadora posdoctoral en el Centro de Investigación de Medicina Molecular (CeMM) de Viena (Austria), es la primera autora de un artículo publicado en la revista ‘Nature Chemical Biology’ que describe la primera estrategia que permite el descubrimiento racional y escalable de estos innovadores fármacos. Usar pegamentos moleculares tiene un gran potencial terapéutico porque "han demostrado ser capaces de destruir proteínas malignas que eran inalcanzables mediante los enfoques farmacológicos tradicionales", explica.
Una proteína inalcanzable
Una de esas proteínas que se resisten a otros métodos es la ciclina K. Hasta ahora, "no existían métodos que permitieran inhibirla o eliminarla", pero tres de los cuatro pegamentos moleculares descubiertos en esta investigación inducen su degradación. "El abanico de tipos de cáncer en los que eliminar ciclina K podría tener un efecto beneficioso es muy amplio: mama, ovario, glioblastoma multiforme, próstata, ciertas leucemias, cáncer de colon... Pero ¡todo esto tiene que ser validado experimentalmente! –advierte la biotecnóloga–. Nosotros, de momento, hemos empezado a explorar el potencial terapéutico en un tipo de leucemia pediátrica y de adultos (T-ALL) y planeamos optimizar nuestros pegamentos moleculares para hacerlos aún más potentes".
Buscando una aguja en un pajar
Ya se conocían otros pegamentos moleculares con efectos antitumorales, pero no se había dado con la manera de encontrarlos a propósito. Este estudio ha descrito la primera estrategia que permite descubrir pegamentos moleculares de forma racional. "Generamos unas células cancerosas modificadas genéticamente, en las que los pegamentos moleculares no funcionan porque tienen ‘apagada’ la maquinaria de degradación proteica –explica Cristina Mayor–. Al exponer estas células mutantes y células cancerosas normales a los miles de compuestos químicos de la colección del CeMM, comprobamos que aquellos que matan a las células cancerosas normales y no a las modificadas genéticamente son pegamentos moleculares". Gráficamente, la investigadora asegura que "es como buscar una aguja en un pajar, pero es la base del descubrimiento de muchos fármacos"
Cristina Mayor recibe el premio Life Science Research Austria 2020
Gracias a este artículo y al resto de su curriculum, Cristina Mayor recoge precisamente hoy lunes el premio Life Science Research Austria 2020 en la categoría de Ciencias Aplicadas , dotado con 3.000 euros, en una ceremonia sin público debido a la pandemia. El conocimiento derivado de estas investigaciones ha dado lugar a tres patentes y a la fundación de una empresa ‘spinoff’ del Centro de Investigación de Medicina Molecula llamada Proxygen.