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¿Podemos o debemos hablar del suicidio?
Podemos y debemos, sin ninguna duda. Podemos hablar del suicidio porque significa entender qué pasa cuando alguien elige la muerte; y también debemos, porque tenemos una obligación social.
El silencio sobre el suicidio se basa en un mito social.
Es una falsa creencia, porque se pensaba que si nos callábamos no existía, pero así no se pueden acometer soluciones.
España no tiene un plan para frenarlo y Aragón ha creado uno de prevención. ¿Por qué?
La Organización Mundial de la Salud lleva décadas defendiendo que todos los países deben tener un plan de prevención contra el suicidio. Si no lo tiene el Estado español deben tenerlo las comunidades. Es una necesidad, una hoja de ruta que permite marcarnos actuaciones. Un plan elaborado por escrito otorga más solidez.
Al año hay que lamentar unos 120 casos en Aragón. ¿Cómo puede frenarse?
El suicidio se debe a una mala salud mental, al sufrimiento. Plantearse que la vida es insoportable. Es la desesperanza sin atisbar una salida. La forma de prevenirlo es cuidar la salud mental. Y además, si se detectan señales de riesgo, hay que acudir rápidamente a un profesional para recibir tratamiento.
¿Por qué han creado un anuncio televisivo?
Queríamos realizar un anuncio dirigido a la población general, también a través de redes sociales y en la televisión. Va a ser un anuncio pionero, que busca hablar de la muerte y del suicidio. El ‘spot’ explica qué hay detrás de un caso y lo que se puede hacer. Es un mensaje rápido para todos los ciudadanos.
¿Qué clase de mensaje?
Nos permitirá visualizar diferentes situaciones, porque el suicidio no es solo el sufrimiento del que se quita la vida sino, sobre todo, lo que deja detrás. Hemos recogido testimonios de personas que han sufrido tentativas; son supervivientes y, con ellos, familiares que trasmiten su vivencia.
¿Cuál es la situación que arrastran las familias?
Para las familias que lo sufren es muy importante hablar y recibir compañía de la de gente de su entorno. Quienes lo han vivido en primera persona quieren hacer algo por otras personas que estén en riesgo. Y ahí es preciso buscar unas vías de canalización, porque eso les ayuda a aliviar el malestar que acumulan. Quieren poner su granito de arena para intentar luchar, después de que el suicidio les arrebatara a un ser querido.
¿Un intento fallido puede ayudar a que otros lo superen?
Cuando uno supera una situación así puede generar un testimonio muy útil para que otras personas vean que hay alternativas. El problema es que todo lo que tiene que ver con la salud mental se oculta y la gente lo vive con vergüenza. Es muy difícil encontrar testimonios de personas que superen un intento de suicidio y quieran dar la cara. Si tienen relevancia, como un artista, menos todavía. Temen cambiar las relaciones sociales y su futuro profesional puede estar condicionado. Si están en riesgo, tienen que reaccionar y si alguien puede debe ayudarle. Hay muchas alternativas y no solo medicación.
¿Cómo ha incidido la pandemia en este problema?
Las personas con más riesgo son mayores de 70 años. Entre los de 15 a 20 años es la segunda causa de muerte en España. No sabemos aún el efecto de la covid.
¿Recomendaría algún libro?
Hay libros, series y películas que glorifican o simplifican el suicidio como algo atrayente para los jóvenes. Más bien no recomendaría algunos libros.
¿El Teléfono de la Esperanza ayuda a los psiquiatras?
La lucha contra el suicidio no es solo de médicos y psiquiatras sino de toda la población, como la violencia de género. El Teléfono de la Esperanza apoya a personas que se sienten solas.