La diferencia entre los tipos de vacuna se debe a cómo han sido diseñadas y también a la vía que se utiliza para su inoculación. Las vacunas pueden utilizar virus o bacterias íntegros, solo los fragmentos del agente patógeno para hacer que reaccione el sistema inmunitario o solo el material genético que contiene las instrucciones para que el cuerpo fabrique proteínas específicas, según la guía elaborada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) este año.
"No son perfectas"
"Faltan las vacunas esterilizantes. Las que tenemos son buenas, pero no son perfectas", apunta Inmaculada Cuesta, enfermera zaragozana y matrona, miembro del grupo que participa en la estrategia de vacunación del Ministerio de Sanidad. Se trataría de las del grupo de las "atenuadas", de las que todavía no hay autorizadas, que utilizan virus vivos pero debilitados. En España trabaja en ellas el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
"Es necesario cortar la transmisión porque por mucho que vacunas, estimulas algo más la inmunidad, pero cae enseguida", añade. En estos casi dos años de pandemia se ha podido comprobar que la inmunidad ha bajado a los 6 meses, de ahí la necesidad de volver a inyectar dosis de recuerdo, como la última a los mayores de 50 años. Un plazo que asegura ya manejaban los especialistas de su campo.
La nueva generación de vacunas cambiará también la forma de inoculación. "Se está investigando en lugar de utilizar la vía sistémica, por inyección, hacerlo por vía intranasal. Al utilizar esta vía crean una barrera precisamente por donde entra el virus", señala Cuesta. Ya habría vacunas de la gripe de este tipo en otros países, aunque no se utilizan en España.
De Blas incide en que "no es tanto el tipo de vacuna sino cómo la administras", defendiendo las ventajas de la nasal. "Que se administre por la vía natural del virus", apunta, de ahí que se llamen "esterilizantes" porque impiden la entrada, señala. En este sentido, matiza que "esterilizante al 100% no hay ninguna, pero es una capa más de protección". En los últimos días se ha difundido que el presidente ruso, Vladimir Putin habría recibido una dosis por vía intranasal de la vacuna Sputnik de este tipo desarrollada en el país y todavía en fase de pruebas. Astrazeneca también trabaja en desarrollar la vía intranasal. En España, se trabaja en ella en el equipo del virólogo Luis Enjuanes del CSIC, uno de los que desarrollan vacunas contra la covid-19.
El punto de partida de todas las vacunas es estimular la producción de anticuerpos, pero lo hacen de distintas formas. La lista de tipos de vacunas de la OMS distingue cinco tipos principales:
Inactivadas o de virus muerto
En su desarrollo aislan el virus o la bacteria patógenos, o uno muy parecido, y los inactivan o destruyen con sustancias químicas, calor o radiación, señala la OMS. Es el método de vacunas de la gripe y la polio. El lado negativo es que, por lo general, deben aplicarse dos o tres dosis, es necesario contar con laboratorios especiales para cultivar los virus o las bacterias y los tiempos de fabricación son largos. "Estimulan muy bien la producción de anticuerpos pero cae pronto la inmunidad", cree De Blas. Se trata del método que ha utilizado China para desarrollar la vacuna china Sinopharm, que no está autorizada en España.
Atenuadas o esterilizantes
Se utilizan los virus patógenos o alguno que sea muy parecido activos pero debilitados, de ahí su nombre. "Su desarrollo es muy lento porque el virus está activo y hay que demostrar que no puede volver a ser virulento", explica De Blas. En este grupo de las atenuadas y vía intranasal se encuentra la que desarrolla el equipo de Luis Enjuanes en el CSIC. Es posible fabricar grandes cantidades de vacuna. "Sin embargo, en ocasiones no es conveniente aplicar vacunas de este tipo a las personas inmunodeprimidas", advierte la OMS. Entre las existentes para otras enfermedades pertenecen a este grupo la del sarampión, rubeola, varicela y contra el herpes zóster.
Basada en vectores víricos
Se trata de las de Astrazeneca, Janssen y Sputnik V. Utilizan un virus inocuo para transportar fragmentos específicos ("proteínas") del agente patógeno para que provoque una respuesta inmunitaria sin llegar a causar la enfermedad, señala la OMS. Una vez hecho esto, el virus inocuo sirve como "vector" para introducir la proteína en el organismo. En este grupo se encuentra la vacuna contra el ébola. Puede desarrollarse rápidamente.
Subunidades
Solo utilizan fragmentos, "subunidades" del virus o la bacteria que es indispensable que el sistema inmunitario reconozca, indica la OMS. No tienen el agente patógeno íntegro ni utilizan un virus inocuo como vector. En el caso de la covid, se encuentran en este grupo la estadounidense de Novavax, cuya autorización estudia ahora la Unión Europea y que se fabricará en el laboratorio del grupo Zendal en Pontevedra. La española, Hipra, también pertenece a este grupo pero se encuentra en desarrollo. Entre las vacunas para combatir otras enfermedades, este método ya lo utilizan la mayoría de las que se administran a los niños como la tosferina, el tétanos, la difteria y la meningitis meningocócica.
ARN mensajero
En este grupo se encuentran las más administradas durante la pandemia, las de Pfizer (ahora Comirnaty) y Moderna (Spikevax). Son las vacunas de ácido nucleico en las que un conjunto específico de instrucciones se insertan en nuestras células, ya sea en forma de ADN o ARNm para que estas fabriquen la proteína que hará que el sistema inmunitario reaccione. La OMS viene reconociendo que "ninguna vacuna de este tipo había superado todo el proceso de autorización para poder utilizarse en seres humanos, aunque determinadas vacunas de ADN, incluidas algunas destinadas a combatir tipos específicos de cáncer, ya se encontraban en las fase de ensayos con humanos". Necesitan varias dosis de recuerdo como se ha comprobado con la vacunación actual, donde los países en desarrollo van por la tercera dosis.