Cuando una persona mayor ingresa en un hospital, hay una serie de factores que precipitan la aparición del delirium, un cambio agudo y fluctuante de la función cerebral que implica desorientación, inatención y otras alteraciones cognitivas graves.
Coincidiendo con el Día Mundial de este síndrome confusional agudo, que se celebra este miércoles 17 de marzo, la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) recuerda que entre un 30 y un 40% de los casos de delirium se pueden prevenir, aspecto que convierte a este trastorno en uno de los grandes caballos de batalla de esta especialidad médica.
Los expertos estiman que un 50% de los pacientes geriátricos que ingresan en unidades quirúrgicas a causa de fracturas de cadera pueden llegar a sufrirlo, y es "muy frecuente" también en pacientes con infecciones respiratorias o de orina, así como en aquellos que han ingresado a causa de un ictus o que ya han experimentado con anterioridad episodios de este tipo.
No se debe confundir delirium con demencia
"Normalmente el delirium, cuando aparece, es una urgencia médica porque se da siempre sobre una enfermedad orgánica de base que lo descompensa y provoca este síndrome confusional grave, que no hay que normalizar sino buscar cuál ha sido la causa", subraya esta geriatra al indicar los factores de riesgo que pueden desecandenar este tipo de cuadros: entre ellos, la edad avanzada del paciente, el deterioro cognitivo o funcional, la comoborbilidad o la polimedicación.
Aunque la prevalencia de este tipo de cuadros es mayor a edades más avanzadas, "cualquier persona podría sufrir un cuadro confusional agudo en el contexto de una patología orgánica muy grave", matiza la doctora Rodríguez, que insiste en diferenciar también esta patología de una demencia. "No podemos hacer un diagnóstico de demencia por un cuadro confusional agudo, pero sí es necesario que después del delirium examinemos bien al paciente para ver qué reserva cognitiva hay o si había un deterioro previo", puntualiza.
Fuente: Heraldo de Aragón