La unidad de Ictus del Hospital Miguel Servet de Zaragoza con su responsable, Javier Marta, al frente ha puesto en marcha un estudio para conocer los factores que influyen en la recuperación de los pacientes que han sufrido un infarto cerebral sin secuelas motras o sensitivas evidentes pero que presentan un "enletecimiento del pensamiento, falta de motivación o incapacidad para planificar cosas más complejas a largo plazo".
Hay pacientes con este deterioro que mejoran, otros continúan con el daño sufrido sin agravar su estado y otros evolucionan a demencia y son los factores que hacen que unos casos vayan en una dirección los que pretende investigar el proyecto 'ICTUS-COG: Deterioro cognitivo tras el Ictus y sus determinantes' y que se ha presentado este miércoles, ha informado el Gobierno de Aragón en una nota de prensa.
Según Marta, ya se han empezado a "reclutar" pacientes de menos de 75 años que tras sufrir un primer ictus sin secuelas motoras, son sometidos a un estudio cognitivo en profundidad y a los que se les repiten test hasta los dos años cuyos resultados se cotejan con otros datos de interés clínico (edad, hipertensión, otro tipo de enfermedades concomitantes…).
Pequeñas medidas, como utilizar luces individuales (si hay que atender a un paciente que no se moleste al resto) o pautar la medicación de forma que no se altere el sueño nocturno, pueden ser algunas acciones positivas como explica María Jesús Chopo, supervisora de Neurología, quien también incide en la reducción del nivel de ruido en la planta, algo en lo que debe trabajar conjuntamente el propio personal (bajar el tono de voz); la institución (evitar el ruido de máquinas, por ejemplo) y la visitas.
Es una enfermedad con gran impacto sanitario y social por la que cada año mueren en España 27.000 personas y dos de cada tres que sobreviven presentan algún tipo de secuela, en muchos casos con discapacidad.
Además, es la segunda causa de demencia después de la enfermedad de Alzheimer y supone un impacto económico de 27.700 euros por paciente al año.
No obstante, los expertos insisten en que más del 80 % de los ictus son evitables si se controlan los factores de riesgos que se pueden modificar como la tensión arterial, el consumo de tabaco o alcohol, la dieta o la actividad física.
“El cerebro hay que cuidarlo toda la vida, pero es especialmente importante prestar atención a estos factores a partir de los 40-50 años”, resume Javier Marta.
Fuente: Heraldo de Aragón