Antes de la pandemia ingresaban al año unos mil pacientes y ha estado cerrado desde el inicio del covid / En sus primeros siete días han atendido a una media de siete personas al día
No le gusta hablar de vuelta a la normalidad porque «no me atrevo todavía». Sin embargo, la reapertura el pasado lunes del hospital de semana en el Miguel Servet de Zaragoza es un pasito más, reconoce Beatriz Molinero, supervisora de Enfermería del centro hospitalario.
Antes de la pandemia, en este servicio ingresaban alrededor de mil pacientes al año, pero el covid obligó a su cierre y se destinó a enfermos de coronavirus. «La presión hospitalaria obligó a ello y lo que se necesitaba era para medicina interna», afirma, antes de precisar que en todo este tiempo y según las ondas pandémicas se ha «ido abriendo o cerrando como unidad covid o medicina interna».
Esta semana han atendido una media de 7 pacientes por día, alrededor de 30 o 35 en los últimos siete días. Está en la planta 2 del hospital Miguel Servet pero no se diferencia en nada de cualquier otra planta convencional.
«Es verdad que aún lo estamos iniciando y ya será la próxima semana cuando vuelva de verdad», señala. Tiene una capacidad de 21 camas y entran «en función de la patología» que desde Enfermería van gestionando. El equipo lo forman seis enfermeras y seis técnico en Cuidados Auxiliares de Enfermería (TCAE).
El hospital de semana abre el lunes a las 8 de la mañana y cierra el sábado a las 15.00 horas y acoge pacientes «de diferentes especialidades, que requieren procesos quirúrgicos de corta estancia, tratamientos de dos o tres días, personas a las que se tiene que hacer algún estudio concreto o una prueba de diagnóstico». Todos con algo en común, «están ingresados un breve periodo de tiempo y se les da el alta», señala Molinero.
Tiene 21 camas y acoge pacientes «de diferentes especialidades, que requieren procesos quirúrgicos de corta estancia, tratamientos de dos o tres días, personas a las que se tiene que hacer algún estudio concreto o una prueba de diagnóstico»
Tanto la supervisora como el resto del equipo «teníamos ganas de volver al servicio», asegura. En este tiempo «hemos estado donde se nos ha requerido» y lo primordial han sido los pacientes con coronavirus que han ido llegando al hospital en las diferentes ondas pandémicas; por eso existe «ilusión por empezar otra vez» en un servicio que «hemos escogido y que supone volver a la normalidad entre comillas», insiste. Es por eso, que asegura que si se ha dado el visto bueno a la reapertura del hospital de semana es porque el hospital «está bien» y la situación es «más estable», asegura la supervisora de Enfermería tanto de Medicina interna como del hospital de semana, que accedió al cargo hace 3 años, aunque en este último caso estuvo al frente «un año escaso».
Como supervisora de Enfermería, reconoce que este hecho es «un soplo de aire fresco» para el personar, ya que el que llega a esa planta viene para un «proceso determinado o prueba diagnóstica pero no ingresa con una patología aguda», que es de lo que se han tenido que ocupar en todo este tiempo. Ahora «hay algo más que covid», señala.
Balance
Estos dos últimos años han tenido un «aprendizaje muy duro», pero «es lo que ha tocado», señala. El personal «no ha dado el cien, ha dado el mil por mil», asegura, porque la «patología covid» ha sido un trabajo estresante. Ha habido momentos en los que «ver a compañeras saliendo llorando de las habitaciones era habitual», algo que normalmente «nunca había sucedido antes»; lo mismo que «ver familias enteras venir a despedir al padre y a los tres días venir a despedir a la madre. Es realmente duro», recuerda con tristeza.
Ahora, con esta vuelta a la normalidad, aunque no le guste la palabra, con esta vuelta al hospital de semana quiere dejar atrás este «paréntesis que ha sido para la vida de todos», afirma, antes de señalar que hay que «dejar de mirar para atrás y empezar con nuevos proyectos y nuevas metas», aunque han demostrado que un enfermero es «enfermero para todo», apunta.
De ahí que el equipo, el mismo que antes de la pandemia, pero con movimientos «cada cierto tiempo» porque además, próximamente «vendrá gente nueva, pero eso es habitual», ya nada tendrá que ver con el coronavirus.
También se ha recuperado un poco «el ambiente» y las caras del personal porque antes «entrabas al hospital y era mudo, silencio total» y ahora vuelve a ser distendido, vuelve «a ser el hospital de antes». Por eso, aunque no le guste la palabra, el Miguel Servet está recuperando esa nueva normalidad que la pandemia cortó y que transformó el día a día del centro hospitalario, de sus trabajadores y de toda la sociedad zaragozana.