Tuvo un cáncer que le dejó un pelo ralo y una intolerancia a las grasas, aunque no se priva de vez en cuando de comerse "unos huevos rotos con virutas de jamón, mi plato favorito, aunque luego sufra las consecuencias". Y una vida con todas esas piedras que se encarga de poner y que no le han hecho perder jamás su sonrisa, marca de la casa.
Marilourdes de Torres es una pionera en nutrición, quien puso en marcha la Unidad de Nutrición del Hospital Miguel Servet, pero también del Royo Villanova, y de todo el Sector II sanitario; y ahora acaba de organizar la alimentación en el Hospital Militar. Porque esta mujer vital hasta el tuétano, que lee a Rosamund Pilcher y David Baldacci, que escucha a Elvis y a María Dolores Pradera; soñadora y fuerte, "como el capitán Von Trapp, un hombre que nunca pierde la dignidad y lucha por sus ideales", lleva más que una vida en el Salud, 42 años dedicados en cuerpo y alma a buscar cómo ayudar a un enfermo, de hacerlo a través de la alimentación, y un currículo lleno de batallas: presidenta del Comité Científico de ADENYD (Asociación de Enfermeras de Nutrición y Dietética), coordinadora de Nutrición del Colegio Oficial de Enfermeras de Zaragoza, delegada de Nutrición del Consejo General de Enfermería de España... y Medalla de Oro al Mérito Profesional de Colegio de Enfermería de Zaragoza, entre otras distinciones.
Ahora organiza para el año que viene el congreso quinquenal de la Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética (FESNAD). La primera vez que una enfermera lo preside y la primera vez que se hace en Zaragoza. Da charlas sobre nutrición, pero también sobre nosotros mismos, porque lleva con verdadero con orgullo una vocación de servicio por la medicina que sigue intacta desde que viera trabajar a su padre de niña en la Azucarera de Épila.
Toda la vida luchando por la nutrición
Es curioso cómo comencé en ella. Empecé a trabajar en el Salud en 1979, en el Miguel Servet (antes estuve dos años en el Clínico, en Otorrino y en Urgencias) y lo hice en la uci de Traumatología, porque se lo pedí a mi hermano cuando gané la plaza. Él era traumatólogo y puso en marcha las consultas de Rehabilitación del Servet. En la uci me di cuenta de que a los pacientes los sacábamos vivos pero muy débiles, con muchos kilos de menos. Entonces las nutriciones enterales no eran tan buenas y lo que metíamos por sonda, para que entrara bien, había que diluirlo mucho y se convertía en un caldo que no era nada. Recuerdo un paciente que salió adelante pero que perdió 44 kilos, y digo que lo sacamos adelante porque en la uci médicos y enfermeras son un uno. Ví entonces que la nutrición era básica.