Este verano, el pasado 16 de julio, la oficina de estadística de la Unión Europea (Eurostat) publicó cómo España es el país con la tasa de mortalidad anual más baja. En 2016, hubo 829 muertes por cada 100.000 habitantes, por debajo de las 1.002 de media europea.
Un nuevo estudio, liderado por científicos del Centro de Estudios e Investigación para la Gestión de Riesgos Agrarios y Medioambientales (Ceigram), analiza los patrones de consumo actuales y el posible alejamiento que se está produciendo respecto a la dieta mediterránea recomendada.
“La dieta mediterránea es menos calórica (menos proteínas y grasas) y más rica en fibra, carbohidratos y micronutrientes (vitaminas y minerales)”, explica Alejandro Blas, autor principal del trabajo. “Esto se asemeja a patrones de los años 70 y confirma por tanto el desvío que se está produciendo de las dietas desde los 80”.
Los resultados, publicados en 'Science of the Total Environment', revelan que el consumo actual en España se está desviando del modelo mediterráneo recomendado hacia otra alternativa que contiene tres veces más carne, productos lácteos y azúcar, y un tercio menos de frutas, verduras y cereales.