Entre tanto ruido sobre las vacunas candidatas a atajar el coronavirus, espoleado por la demanda de información debido a que nos va la vida en ello, el Grupo Aragonés del Capítulo Español del Club de Roma ha tratado de arrojar luz sobre el asunto. Para ello ha pedido la colaboración de los máximos expertos en vacunas e inmunología de Aragón: Carlos Martín Montañés, director del equipo de investigación de la vacuna contra la tuberculosis MTBVAC de la Universidad de Zaragoza desde el año 1992; Ignacio Aguiló, que trabaja desde 2004 en respuesta inmunológica a vacunas en diversos modelos de animales; y Jesús Gonzalo, especialista en genética y evolución de microorganismos, con más de 18 años de experiencia.
A iniciativa de Antonio Valero, miembro plenario del Club de Roma, los tres participaron el pasado miércoles en un seminario por videoconferencia titulado 'La búsqueda de vacunas en tiempos de pandemia'.
A falta aún por conocer muchas cuestiones, debido a la juventud del virus SARS-CoV-2 y, por tanto, de las vacunas creadas para luchar contra la enfermedad que provoca, covid-19, hay algunas certezas que es importante destacar, entre ellas dos fundamentales: que las vacunas que se inoculen serán seguras, y que si bien no tienen un carácter milagroso, en el sentido de que no podrán erradicar la pandemia de un plumazo, pronto se verán sus beneficios. "Como los primeros grupos que se van a vacunar van a ser los más vulnerables, antes de alcanzar la inmunidad de grupo ya vamos a ver un efecto muy beneficioso en la pandemia, que va a ser una disminución de la mortalidad, porque esos grupos vulnerables van a estar más protegidos, y una disminución de la saturación de los hospitales", explicó durante la sesión Ignacio Aguiló. Ello va a suponer un aumento de la supervivencia por coronavirus e, indirectamente, va a repercutir en beneficio de los afectados por otras patologías, puesto que mejorará su atención, explica el inmunólogo.
No obstante, hasta que se vaya avanzando en la lucha contra la pandemia habrá que seguir tomando medidas para evitar su expansión, destacó Carlos Martín.
La inmunidad de grupo, por encima del 60% o 70%, permitiría empezar a tener un control de la pandemia, pero ello va a depender de la eficacia de la vacuna y de la duración de la protección, dependiendo de la caída de los anticuerpos en el tiempo. Pero también dependerá de si hay una protección de la transmisión, es decir, si además de paliar los casos más graves de enfermedad, se atajan los contagios. Pero ello solo será posible si se logra una vacuna que proteja más de la transmisión, para así alcanzar la inmunidad de grupo al evitar los contagios, punto fundamental en una enfermedad como la covid-19, que, a diferencia de otras, pueden transmitir de forma sigilosa los asintomáticos. De momento no hay ninguna de estas vacunas aprobada, si bien la que impulsa el virólogo español Luis Enjuanes, del CSIC, es una de ellas y se administrará por vía nasal.
En este sentido, durante el debate se pusieron de manifiesto las diferencias entre los distintos países a la hora de apostar por las líneas de investigación abiertas para buscar la vacuna contra el coronavirus, hecho que impide que el trabajo de Enjuanes esté más adelantado: mientras en España se han repartido apenas una treintena de millones de euros entre todos los grupos que trabajan en vacunas, en Estados Unidos se han destinado más de mil millones de dólares a un solo proyecto de vacuna, y también ha habido apuestas fuertes por parte de países como el Reino Unido, Alemania, Rusia o China que han permitido que haya frutos en un tiempo récord. Antonio Valero fue especialmente crítico con la escasez de medios que recibe la investigación en España pese a ser una inversión,
También se puso el acento en la necesidad de ofrecer una información precisa para evitar crear falsas expectativas entre sectores de la población. En este sentido incidió Jesús Gonzalo, quien puso como ejemplo que ha tenido que "discutir hechos objetivos de ciencia con gente de la calle", porque debido a esa intoxicación "estamos formando opiniones muy fuertes en la población que luego nos pueden causar algún inconveniente a la hora de vacunarse. Deberíamos ser mucho más cautos", insistió. Todos coincidieron en que hay que eliminar el rechazo a las vacunas, dado que su seguridad estará garantizada, y también su alta eficacia para evitar los casos graves de la enfermedad y, por tanto, para combatir el virus SARS-CoV-2.