Cristina Paules, ginecóloga del Hospital Clínico de Zaragoza y miembro del grupo Fisiopatología placentaria y programación fetal del IIS Aragón
9 junio, 2022El Colegio de Médicos de Zaragoza da la bienvenida a los 194 mir que se incorporan a los centros de la provincia de Zaragoza
10 junio, 2022«Sin pacientes, no habría ensayos clínicos ni avances en la medicina»
A pesar de que lleva siete años trabajando como enfermera en Zaragoza, Alicia Guerrero Molina no ha perdido el acento andaluz. Nacida en Málaga en 1984, estudió Enfermería por vocación y allí se dedicaba a la diálisis tras cursar un máster en el cuidado de pacientes nefrológicos. En 2016 aterrizó en la capital aragonesa como coordinadora de ensayos clínicos de oncología del Hospital Universitario Miguel Servet. Actualmente es enfermera de la Unidad de Investigación Traslacional del IIS Aragón, es decir, trabaja con todo investigador que esté llevando a cabo un ensayo clínico y necesite el soporte de una profesional de la enfermería.
¿Cómo llega una enfermera al mundo de los ensayos clínicos?
Empecé a trabajar en ensayos clínicos en 2009 en Málaga, en la empresa Airzone, de climatización inteligente. Les concedieron una beca para llevar a cabo medidas de impedancia en pacientes con insuficiencia cardiaca, para analizar si su descompensación se podía prever y poder tratarlos antes de que esto ocurriera, y me contrataron a mí.
En 2013 publicó el artículo ‘La enfermera de ensayos clínicos en el ámbito hospitalario: una figura desconocida. ¿Sigue siendo así?
Cada vez menos. Cuando yo estudié la carrera nadie te hablaba de este campo como salida laboral, pero últimamente se ha profesionalizado. Hay mucha formación al respecto, cursos de manipulación de muestras, un máster de investigación clínica enfermera… Ya se ha asumido que las enfermeras no solo podemos hacer un trabajo asistencial. Nuestra labor es muy extensa: sacamos muestras y hacemos electros, pero también impartimos educación sanitaria y orientación para la salud. Somos el enlace entre el coordinador del ensayo y el paciente y llevamos a cabo el proceso de acogida integral: les explicamos en qué consiste el ensayo, resolvemos sus dudas…. También es muy importante el papel del técnico de laboratorio, que procesan, almacenan y envían las muestras, controlan la caducidad de los kits y los lotes…
¿Cómo es el proceso para participar en un ensayo clínico?
Formar parte de un ensayo clínico no es fácil, hay que cumplir unos criterios detallados en un protocolo. Si los cumple, el paciente debe firmar el consentimiento informado y comienza la fase de selección. Es entonces cuando viene a la Unidad de Investigación Traslacional y le realizamos las extracciones de sangre, las mediciones antropométricas, las constantes vitales y el kit del ensayo clínico, es decir, las muestras específicas que requiera, además de un electrocardiograma si procede. De ahí se marcha a su consulta médica y comienza la otra parte de nuestra labor: junto con el técnico de laboratorio, procesamos las muestras, que consiste en centrifugar la sangre para separar el plasma y el suero. Una vez alicuotadas, una parte se congela y otra se envía al laboratorio que corresponda.
A veces se dice que los participantes en ensayos son conejillos de indias. ¿Qué opina?
Me parece despectivo porque no lo son. Hay que tener en cuenta que no cobran, aunque se suele facilitar el pago de los gastos que pueda conllevar, pero se están beneficiando de un fármaco y de una asistencia médica personalizada. Reciben una atención que en la práctica clínica habitual es muy difícil de dar, ya que el ensayo exige visitas más exhaustivas. Se les ofrece un tratamiento convencional, en experimentación o placebo, pero siempre con la máxima seguridad. Sin duda, el paciente es la parte fundamental de un ensayo; sin él, no hay ensayo ni, por tanto, la medicina mejoraría. Se agradece que participen porque tienen que soportar más extracciones y visitas que en la vía rutinaria, pero ellos también se sienten más controlados y atendidos.
¿Puede desvelar algún proyecto en el que esté trabajando actualmente?
Estamos participando en un ensayo que está dando muy buenos resultados a pacientes con cáncer de mama metastásico. Se llama ‘Destiny’ y consiste en una terapia dirigida en combinación con un fármaco quimioterápico. En cualquier caso, solemos llevar entre 30 y 40 ensayos a la vez. Dependiendo de la patología, algunos precisan 30 pacientes y otros, dos. Atendemos entre 250 y 300 visitas de ensayos al mes, lo que supone unas 25 al día.
¿Tiene alguna reivindicación para su colectivo?
Siempre hace falta más gente porque los ensayos clínicos están creciendo a un ritmo descomunal, nada que ver con cuando yo empecé en este ámbito. Hay ensayos en todos los servicios y se necesita más personal porque también la exigencia es mayor. Todo el material debe estar calibrado por una empresa certificadora externa y los procesos de manipulación de las muestras son muy rápidos para cumplir unos tiempos. Pero estamos muy contentas, tenemos una consulta estupenda, un laboratorio acondicionado para hacer nuestro trabajo y que se nos da todo el soporte necesario.