«Esto es muy duro y agotador. Estamos desilusionados y cansados porque no vemos el final»
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El plan de extracción de plasma a pacientes de Aragón que han superado el coronavirus con el fin de ofrecer un tratamiento a aquellos que todavía están enfermos atraviesa un momento clave en la comunidad, donde la incidencia se ha vuelto a disparar y donde la recogida de plasma se precisa para combatir la situación hospitalaria.
Desde el inicio de esta iniciativa, que comenzó en abril, en Aragón se han realizado alrededor de 300 transfusiones de unidades de plasma procedentes de unos 120 donantes. «La cifra óptima no la podemos estimar, pero ahora se está utilizando más que en la primera ola y está yendo muy bien», explicó a este diario José María Domingo, director técnico del Banco de Sangre y Tejidos de Aragón. En junio y julio se contaba con stock de la primera remesa y fue suficiente para afrontar dichos meses, pero el incremento de los casos en agosto y la llegada tan rápida de la segunda ola han provocado «una situación contraria» y ahora hay «cierta escasez», dijo Domingo.
Dado que se trata de plasma de personas que han superado el virus y que son propuestas para la donación por parte de los hospitales al Banco de Sangre, desde este esta institución y con el fin de agilizar el aprovisionamiento de unidades se están estudiando medidas adicionales para aumentar las reservas de plasma.
En este sentido, la vía más rápida y accesible pasa por la donación por aféreris, un proceso mediante el cual se extraen, por separado, solo aquellos componentes de la sangre que se necesitan devolviendo el resto al donante por la misma vía. «Estamos otra vez revisando el listado de personas que podría donar así para ir llamándoles en las próximas semanas con el fin de abastecer a los hospitales con unidades de plasma», explicó Domingo. «Queremos reforzar esta donación», añadió.
El director técnico, «agradecido» por la colaboración y respuesta «que dan siempre» los ciudadanos, reconoció la «dificultad» para ir a donar, pero indicó: «Hay que hacerlo para ayudar a quienes peor lo están pasando».
El paciente seleccionado que haya superado el coronavirus aporta un litro de plasma para transferir sus anticuerpos a los ingresados. «La criba es difícil porque primero lo hace el Salud, con un listado que envía, y luego se hace una segunda teniendo en cuenta diferentes características. Al final el listado inicial se queda más reducido», señaló.
Requisitos
Además, al principio era más fácil seleccionar a los donantes porque había 50 o 70 altas, pero cuando la cifra superó el millar y los casos seguían subiendo la detección fue más complicada.
Los donantes deben cumplir una serie de requisitos que son básicos: haber sido diagnosticados como positivos con las pruebas PCR, haber estado hospitalizados y haber recibido posteriormente el alta con el consiguiente análisis PCR negativo. De este modo, no pueden donar aquellas personas que dieron positivo pero pasaron la enfermedad en casa, o que no tienen un test negativo que demuestre la curación. Las analíticas de coronavirus no se realizan en el Banco de Sangre, sino que se hacen previamente en el hospital y las aportará el potencial donante en el momento en que acudan a ceder su plasma.
La mayoría de las 300 transfusiones han sido para los hospitales de Aragón, pero también se ha cedido alguna unidad en estos meses a comunidades como Madrid o Navarra. El litro de plasma recogido se congela y tiene hasta tres años de caducidad. «Estamos contentos y satisfechos con esta iniciativa, aunque me gustaría tener más cantidad, no lo voy a negar. Hay demanda desde los hospitales y cuando te piden y no hay es una situación dura», reconoció Domingo.
Entre los antecedentes de los beneficios y el uso terapéutico del plasma está su eficacia contra el ébola, por ejemplo, u otras epidemias por virus respiratorios. Además, sirve también para desarrollar las vacunas como tratamiento a largo plazo. Las primeras diez unidades que en abril se extrajeron en Aragón sirvieron de hecho para un ensayo clínico que lidera el hospital Puerta del Hierro de Madrid, denominado ConPlas-19, y en el que participa el Clínico.