Aragón ha liderado la creación de una nueva herramienta para luchar contra las células tumorales desde su interior. Este investigación, todavía en fases iniciales, podría conseguir atacar el tumor sin dañar el resto de tejidos sanos y poder reducir los actuales efectos secundarios de algunos tratamientos como la quimioterapia.
Investigadores del Instituto de nanociencia de Aragón (INA) de la Universidad de Zaragoza, de Araid y de las universidades de Granada y Edimburgo llevan más de dos años y medio trabajando en este importante y novedoso estudio, que este lunes por la tarde se ha publicado en la prestigiosa revista ‘Nature Catalysis’.
La novedad radica en ‘fabricar’ la molécula tóxica dentro de la célula tumoral. Para ello, el catedrático de la Universidad de Zaragoza Jesús Santamaría explica que se ha usado un catalizador, como los que se usan en otros muchos aspectos cotidianos de la vida. "Por ejemplo, los gases que salen de nuestro coche pasan por un catalizador para convertirlos en otros menos dañinos para el medio ambiente y la salud", apunta Santamaría. En esta ocasión, se ha usado el Paladio (metal) como un catalizador que transforme una molécula pasiva en un potente anticancerígeno. En concreto, en panobinostat, un quimioterápico aprobado en 2015.
Pero, ¿cómo se consigue llevar ese catalizador hasta el tumor? "Utilizando un mecanismo biológico que tienen las propias células", señala Santamaría. Todas las células generan unas vesículas que se llaman exosomas. Estos pueden circular por todo el cuerpo y son parte importante del mecanismo de comunicación entre las células.
Lo que se ha hecho –destaca el investigador– es "secuestrar" ese "tráfico intercelular" para que sean los propios exosomas los que lleven la "carga" hasta el tumor. "Hemos encontrado un mecanismo para sintetizar el catalizador dentro de un exosoma, sin dañar las propiedades de su membrana, que es donde tiene las características y elementos de reconocimiento de la célula inicial", subraya Santamaría.
De esta manera, los catalizadores dentro de los exosomas van a ir a la celular original y, allí, van a hacer una reacción que genera una molécula tóxica in situ. "Hemos recogido exosomas del mismo tipo de célula cancerosa que se pretende tratar, los hemos cargado con el catalizador de Paladio y los hemos devuelto al medio de cultivo. Allí, gracias a su tropismo selectivo, los exosomas se encargan de llevar el catalizador hasta la célula original", explica. Una vez dentro, el catalizador convierte el panobinostat inactivo en su forma activa y tóxica para producir la muerte de la célula. "Justo en el lugar que queremos: en el interior de la célula tumoral", añade.