La microbiota humana consiste en miles de millones de bacterias, virus, hongos y otros microorganismos que viven en nuestros cuerpos. Algunos son beneficiosos, y algunos dañinos.
El primer contacto de cualquier persona con estos microorganismos se produce en el momento de nacer. Durante el parto natural la madre los trasmite al bebé, convirtiéndose en los primeros colonizadores del intestino y ayudando a desarrollar su sistema inmune.
Pero en el caso de los bebés nacidos por cesárea esta transmisión no se produce, por lo que estos niños no presentan la misma microbiota.
Sin embargo, un estudio liderado en Estados Unidos y donde participan varios centros de investigación de otros países, entre ellos el Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos (IATA), del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha probado por primera vez que este conjunto de microorganismos beneficiosos puede restaurarse mediante la exposición a la microbiota materna justo después del parto. El estudio se publica en la revista científica Med.
Además del parto por cesárea también hay otras prácticas, como el uso de antibióticos, que interrumpen esta transmisión de microorganismos, lo que se asocia a un mayor riesgo de desarrollar enfermedades no transmisibles como obesidad, alergias, asma y diversas enfermedades metabólicas e inmunes.
Esta investigación analizó 177 bebés de cuatro países, entre ellos España (en concreto en la ciudad de Valencia), que fueron estudiados durante su primer año de vida.
98 de ellos nacieron por parto vaginal y 79 por cesárea. De estos, 30 fueron expuestos a la microbiota materna con una gasa impregnada con microbiota vaginal.
Los resultados muestran que la microbiota de los bebés nacidos por cesárea y expuestos a la microbiota materna fue similar a la de los bebés nacidos por vía vaginal, con una exposición natural a la microbiota materna.
Además, se observó que la microbiota vaginal de las madres en el momento del parto era similar a la de otras partes de sus cuerpos (intestino, boca y piel).
Este es el primer gran estudio observacional multicéntrico que prueba cómo restituir la exposición natural a los microorganismos vaginales maternos en los bebés nacidos por cesárea.
Además, el estudio muestra que esta exposición normaliza el desarrollo de la microbiota durante el primer año de vida. Los próximos pasos se centrarán en realizar ensayos clínicos aleatorios para determinar si la normalización de la microbiota se traduce en una protección frente al riesgo de enfermedades a corto y largo plazo.
«Nuestros resultados apoyan la hipótesis de que la transferencia y adquisición de microbiota materna normaliza el desarrollo del microbioma de los bebés».
Según la Organización Mundial de la Salud, un 15 por ciento de los nacimientos requieren cesárea para evitar riesgos en la vida de la madre o el bebé, pero en países como Brasil, República Dominicana, Irán y China, el parto por cesárea se realiza en más del 70% de los nacimientos en ciudades.
En nuestro país, los nacimientos por cesárea se sitúan entre el 25 y el 28%, es decir, uno de cada cuatro partos, casi el doble de lo recomendado por la OMS.
«Alteraciones en la microbiota intestinal en los neonatos durante el primer año de vida se han asociado a un mayor riesgo de desarrollo de enfermedad en el niño y el futuro adulto», revela Collado.
El IATA-CSIC y el Hospital de Manises (Valencia) son los únicos centros españoles participantes en este estudio, con el seguimiento de un pequeño número de recién nacidos.