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Son las 9.30 de la mañana de un viernes. Tendrían que estar en clase, en el instituto, pero por diferentes circunstancias lo que les toca hoy a Marina, Rigoberta, Gema, Natalia, Juan, Víctor y Tsuki (nombres ficticios que algunos de ellos han elegido) es asistir a terapia en el Hospital de Día Infantojuvenil de Parque Goya 2.
Para varios de estos adolescentes, procedentes de Huesca y Teruel, venir a este centro de salud de Zaragoza supone más de hora y media de coche. Los hay también que llegan en ambulancia, si no los pueden traer sus familias. "Son chicos que presentan problemas emocionales y psíquicos graves, por lo que al principio a muchos de ellos les cuesta poder acudir al programa del Hospital de Día", confirma María Dolores Vázquez, psiquiatra de este servicio especializado que se abrió en 2018 para reforzar la atención a estos menores.
Sus biografías se han roto por culpa de la pandemia en un momento de especial vulnerabilidad, como es la adolescencia. No obstante, muchos de ellos presentan síntomas desde la infancia que han pasado desapercibidos. "La situación sanitaria derivada de la covid-19 ha agravado estas problemáticas y sus síntomas", comenta esta especialista.
Otros tienen una visión distinta de lo que fue para ellos el confinamiento. "La pandemia fue una bendición porque no le tuve que ver las caras a mis compañeros. ¿Qué veis de malo en eso?", pregunta otra joven. Luego reflexiona y matiza su opinión. "Pasar tanto tiempo en casa y encerrarme dos días enteros y que no se dieran cuenta en mi entorno me daba mucha pena. Un día exploté y me eché a llorar. Me hice daño. Empezaron los ingresos y llegó un punto que no podía más", añade.
El Hospital de Día de Salud Mental Infantojuvenil es un recurso de referencia para todo Aragón, por lo que acuden pacientes de las tres provincias. "Se trata de un recurso de atención continuada, de tratamiento intensivo y estructurado, limitado en el tiempo y orientado a la continuidad de cuidados en la Comunidad", explica la psiquiatra María Dolores Vázquez.
La estancia media en este recurso comunitario es de 3 a 6 meses. "Al ingresar -señalan sus profesionales- hay tres semanas de valoración, tras las cuales se establece el Plan Asistencial Individualizado (PAI) de cada chico". A pesar de que el tiempo de estancia en este recurso está limitado a cuatro meses, en casos puntuales se puede ampliar en función de la gravedad y la complejidad psicopatológica del menor y/o la situación socioeducativa y familiar en la que se encuentre.
En este Hospital de Día, referente en Aragón en salud mental infantojuvenil, tratan patologías como la depresión severa, fobias, psicosis, autismos, alteraciones del lenguaje, patologías de las conductas motoras, alteraciones psicosomáticas, trastornos de la expresión comportamental que se manifiestan en determinadas edades con intentos de suicidio, aislamiento, abandono temprano de los estudios y absentismo. Varios jóvenes presentan indicios de síntomas que no se han detectado en la infancia. Según señala la psiquiatra del centro, los chicos que vienen al Hospital de Día están generalmente en tratamiento en las Unidades de Salud Mental Infantojuvenil o internados en la planta de hospitalización. "La derivación a este servicio suele estar marcada por un empeoramiento de la patología, circunstancias sociofamiliares perturbadas o una situación de crisis que precise de un abordaje integral intensivo", explican.
El problema del absentismo
Muchos de ellos, además de un sufrimiento emocional severo que agravan distintas patologías, tienen en común el problema del absentismo, una cuestión sobre la que también debaten en el aula hospitalaria de este centro de día. Solo dos de los seis alumnos que acudieron este viernes a terapia van a clase. "Sé que es importante, que debería asistir algunos días y de que más allá del aviso que te llega es fundamental ir, pero en mi caso soy una persona a la que le cuesta mucho salir de casa. El compromiso de venir aquí me hace bien y estar haciendo actividades está ayudándome. Encontramos más apoyo aquí que en el instituto, donde nadie te comprende. Aunque tengan buenas intenciones muchos de ellos, no es lo mismo... Aquí estamos entre iguales, con gente que te comprende de verdad", argumenta otra adolescente.
A su compañero Víctor (nombre ficticio) le gustan las Matemáticas, la Física y la Historia. Pero tampoco va a clase. Dice que hay profesores a los que siente que no les gusta dar clase. Otros, en cambio, consiguen que gente a la que no le gusta estudiar se interese por esa materia y aprendan. "Depende mucho de los profesores… Realmente a mí que me venga uno diciendo que falto mucho a clase o que me invento que estoy mal no me ayuda…", comenta, por su parte, otra joven que ha hecho varias amigas en este Hospital de Día. "Aquí haces amistades y te entienden porque están pasando situaciones parecidas y se hacen actividades diferentes", defiende por su parte otra joven, que al igual que varios compañeros acude a diario desde otra localidad alejada geográficamente. El viaje de hora y media todos los días aseguran que "no ayuda" mucho a vencer la pereza, pero sí el apoyo de las profesionales que están al frente de este servicio.
"A mí me hizo bien. Solo en mi curso ha habido otros casos muy parecidos al mío, y somos más de 100 personas en el instituto. La orientadora nos ayuda y aquí empezamos a venir con la idea de poder volver al instituto", afirma otro joven, que acude también a su unidad de salud mental de referencia. "Empecé a ir a raíz de dejar el instituto con las autolesiones y esas cosas… Llevo así desde hace poco más de un año. Desde el primer momento mi familia se dio cuenta y tuve suerte de que no había lista de espera. Me ven cada una o dos semanas", relata.
Cuando están ingresados en el Hospital de Día, Alba Angulo, docente terapéutica y responsable del aula hospitalaria, establece la coordinación con los distintos centros educativos de Aragón. El aula hospitalaria se divide en un grupo de escolares de 6 a 12 años y otro de adolescentes, que a su vez forman dos grupos diferenciados (uno de 12 a 15 años y otro de 15 a 18). "Hay momentos que realizan actividades en conjunto, como el mercadillo solidario o las festividades de Halloween, Semana Santa y Navidad", señala esta profesora.
Entre todas las profesionales del Hospital de Día Parque Goya se encargan de crear vínculos con el colegio para facilitar su reincorporación al aula de su centro educativo de una forma "lo menos conflictiva" posible. "Nuestro próximo reto está en que se puedan considerar los proyectos que estos chicos realizan en el aula hospitalaria dentro de una programación didáctica como un criterio para su posterior evaluación y así poder promocionar", indican.
Piden reforzar los servicios de salud mental
El Hospital de Día Parque Goya se creó en 2018 con la intención de aumentar los recursos disponibles hasta esa fecha, en Aragón, para la atención especializada en salud mental infantojuvenil. A día de hoy, cuenta con cuatro reconocimientos por su labor. "El año pasado conseguimos el premio Exducere -innovación en materia educativa- y el de Grandes Iniciativas en la categoría de inclusión con un proyecto de sensibilización y concienciación sobre la salud mental en niños y adolescentes", destacan.
Debido al incremento de la demanda de estos servicios en los últimos años, las Unidades de Salud Mental Infantojuvenil (USMIJ) están en la actualidad "desbordadas", y esto provoca que la demora para conseguir una consulta se alargue, y que la frecuencia en la atención de un chico no sea la deseada por los diferentes profesionales.
"Sería conveniente que dispositivos similares a este pudieran ponerse en marcha en Teruel y en Huesca, porque hay chicos viniendo al centro que tienen hora y media y dos horas de desplazamiento solamente para venir aquí", valora una enfermera.
La psiquiatra María Dolores Vázquez subraya, por su parte, el esfuerzo que dedican a diario todas las profesionales que conforman este equipo para ofrecer la mejor atención a estos chicos. "Aquí tendría que haber un servicio de comida, pero por una cuestión de logística no se hace, así que nos las hemos ingeniado para hacer un taller de cocina y resolver así esta cuestión", relata.
Otro ejemplo sería parte del mobiliario, que tuvieron que rescatar de una residencia cercana que iba a tirarlos. "Los recursos hay que montarlos y abastecerlos de lo que es necesario. En estos momentos, lo primordial son los recursos personales. Es necesario que las bajas laborales y periodos vacacionales de los profesionales se sustituyan", defiende Vázquez
El ejemplo de este programa
A pesar de las dificultades, las profesionales de esta unidad defienden la validez de un programa que se basa en el modelo comunitario y el trabajo en red, en coordinación con Educación y los Servicios de Menores.
"Desde el hospital se organizan y diseñan actividades que les permitan tener experiencias diferentes, conocer otros ámbitos, que investiguen en temas de interés promoviendo de ese modo un espacio que les ayude y donde puedan buscar alternativas a sus conflictos", señalan. Entre ellas, está la Ruta de las Matemáticas, que se celebró la semana pasada, o el aprendizaje-servicio que realizan gracias a su profesora Alba Angulo, una docente adscrita al CEE Jean Piaget que les enseña diferentes metodologías activas. Además, cuentan que el hospital está "muy integrado" en el barrio, tiene "buena acogida" entre su vecindario, y desde el profesorado de los distintos centros educativos de la zona (CEIP Catalina de Aragón, CEIP Agustina de Aragón, IES Clara Campoamor, CEE Jean Piaget) se promueven también actividades conjuntas.
Las familias de estos menores tienen también un espacio aparte o "grupo de padres" independiente que celebran cada 15 días en este Hospital de Día dirigido por una enfermera, una psiquiatra y una docente terapéutica. "En las intervenciones terapéuticas y educativas con estos jóvenes es primordial que la familia sea también atendida puesto que los conflictos suelen afectar a todo el núcleo familiar. Es necesario un sostén en la parentalidad y un acompañamiento para ellos en sus dificultades", recalcan las trabajadoras.
La mejoría en la evolución clínica respecto a los cambios más visibles (asistencia a clase, reincorporación en sus actividades, amistades...) en estos tratamientos suele darse a largo plazo. "A corto y medio plazo suele producirse un alivio de los síntomas, de gran importancia para poder llevar a cabo el trabajo terapéutico. Y al alta, se mantiene el tratamiento en las unidades de salud mental", puntualiza la doctora Vázquez. De esta forma, hay chicos que en unos meses de programa consiguen salir del centro, mientras que otros con problemas "más severos" prolongan su tratamiento. "Aquí aparecen problemáticas que no se han animado a decir en otros sitios. El contexto aquí tiene un efecto terapéutico y también educativo. Son chicos que atraviesan momentos difíciles en la adolescencia, unas veces por patología y otras por dificultades en el contexto familiar y social. Cuando llegan al Hospital de Día les cuesta hablarlo, manifestarlo... También en consulta es muy doloroso hablar de lo que te pasa. Es cuestión de tiempo, y lo que se observa en este tipo de recursos es que al cabo de los meses, cuando hay esa confianza con el terapeuta, aparecen cuestiones que no se habían compartido antes en otras consultas que no te pueden atender con la frecuencia que requieren estos chicos", concluye esta psiquiatra, al insistir en la importancia de extender y acercar este recurso a otras provincias.