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La investigación ha pasado del silencio del laboratorio a ser 'trending topic' en las redes sociales. ¿Cómo se ha visto desde dentro?
La verdad es que es muy esperanzador que la gente sepa lo que es una PCR, antes de todo yo podía hacer unas cinco al día, por ejemplo. Ahora la gente se interesa por la ciencia, y ve su importancia. El protagonismo, empero, se lo ha llevado la pandemia y eso ha podido mermar otras áreas, como el cáncer. Creo que los científicos y los gobiernos tenemos un deber que es acercar la ciencia al ciudadano para que vea que es necesaria.
Investiga el de páncreas, ¿cómo es esta enfermedad?
¿En qué consiste su trabajo en concreto?
Trabajamos para contraatacar una población celular muy agresiva dentro del tumor, las células madre del cáncer; suelen ser resistentes a la terapia convencional. Con la quimioterapia parece disminuir el tumor, pero estas células se quedan y vuelven a reproducirse. En páncreas, es algo pionero, porque hasta ahora los fármacos con los que trabajamos se han utilizado en pulmón.
¿La investigación da esperanza a los pacientes y familiares?
Siempre. Investigar es conocer una enfermedad; si se conoce, se puede atacar. Sin investigación no se sabe lo que puede funcionar, pero ni los mecanismos básicos de cómo funcionan estas células.
El verano pasado tuvo que hacer un ‘crowdfunding’ para conseguir un año más de investigación.
Fue una experiencia muy intensa porque estuvimos tres meses. El cáncer de páncreas no es muy conocido, y hubo que sensibilizar y divulgar. No se puede esperar a que el dinero entre, sino que hay que sensibilizar y hay que acercar la ciencia a las personas. Además, el cáncer de páncreas no es muy conocido. Hicimos mucha campaña divulgativa con la plataforma Precipita, dependiente del Ministerio de Ciencia e Innovación, y conseguimos superar el objetivo. Estamos muy contentas con el resultado porque conseguimos superar el objetivo que era 21.500 euros y logramos más de 26.000.
¿Qué supone que la ciudadanía se implique de esta forma?
Se recibe como agua de mayo. Se recibe como agua de mayo. Es complicado investigar, porque el personal es lo primero que se recorta. Por ejemplo, puede haber dinero para reactivos, pero faltar manos que investiguen porque muchas veces no se puede cambiar el presupuesto. Por eso tuvimos que hacer el ‘crowdfunding’, porque en ese momento había dinero en el grupo, pero no personal.
Y este año se ha tenido que presentar a una convocatoria.
La pandemia nos ha penalizado mucho porque no estábamos produciendo ciencia, queda mucho por conocer sobre el cáncer de páncreas y no podemos dejar de investigar. Por eso es tan importante el contrato que hemos conseguido, que financian la Asociación Apadrina la Ciencia y Ford Motor Company, ya que me permitirá estudiar la parte de quimioresistencia. Fue un respiro. Es clave que la gente colabore con asociaciones como éstas; un pequeño esfuerzo significa meses e incluso años de investigación. Me siento muy agradecida tanto con todas las personas involucradas con nuestra campaña.
Menuda yincana es investigar…
La ciencia es como una carrera de fondo. Cuando conseguimos la financiación de este año ya estábamos pensando qué organizar si no hubiera sido suficiente.
¿Qué hubiera pasado si no hubiera logrado esta convocatoria?
Mi tesis se hubiera terminado en el punto en el que está ahora, sin la parte de la quimiorresistencia.
¿En qué consiste su proyecto?
Ahora se centra en una proteína, en un receptor de membrana, que hemos visto que está más activo en las células madre del cáncer de páncreas. Esto es muy bueno porque se convierte en una diana terapéutica específica contra estas células. Una parte de mi tesis se ha basado en ver el papel que tiene esta proteína en el cáncer de páncreas y ahora la última parte, que es la relacionada con este contrato que he conseguido, es para probar que realmente podemos contrasrrestar esta quimioresistencia asociada a estas células. Se trata de probar unos fármacos que se usan actualmente en clínica para tratar otro tipo de tumor, en concreto el cáncer de pulmón. Se trata de un inhibidor que inhibe también esta proteína, pero lo estamos probando porque en cáncer de páncreas no se ha descrito nada al respecto todavía.
¿Así que es algo pionero?
En cáncer de páncreas sí.
¿Qué se siente al formar parte de un proyecto así?
Es muy emocionante en el sentido de que sabes que estás ayudando, que en un futuro esto se podría traducir en una terapia nueva para estos pacientes. Un poco de esperanza para estos pacientes porque solo el 10% de ellos sobrevive al año después de ser diagnosticados, es decir, más del 90% muere antes del año. Y el hecho de que nosotros trabajemos con fármacos que se usan para otros cánceres abarata costes porque no hay que pasar por ensayos clínicos de seguridad ni de efectos secundarios porque ya está hecho y también es todo más rápido porque directamente se va al ensayo clínico para probar la eficacia en pacientes de cáncer de páncreas. En caso de que pueda derivar en ensayo clínico.
¿Mina el ánimo trabajar en una investigación que se puede frenar en cualquier momento, que pende de un hilo la continuidad?
Un poco, no estás pensando todo el tiempo porque si no vivirías en un círculo vicioso de preocupación, aunque no estás tranquila por completo. Es más probable que no continúes a que sí. De hecho, en este caso estábamos en lo peor.
Con este año ya termina la tesis. Eche la vista atrás, ¿qué siente cuando ve el camino recorrido?
Estoy satisfecha porque he aprendido muchísimo porque he crecido como científica pero siempre piensas que no es suficiente que quieres más, que necesitas más, que quieres contribuir más. Tal y como está la situación no sé qué pasará cuando este contrato se me termine, ojalá pueda seguir investigando en este grupo o en otro sitio. Creo que los científicos deberíamos estar mejor valorados.
Habla siempre en plural, ¿la ciencia también es un trabajo en equipo?
Claro, es que yo sola sin mis compañeras no sería nada, pero no solo de mi grupo, sino de otros grupos que están trabajando en lo mismo y, al final, la unión hace la fuerza.
Del trabajo en equipo bien sabe. También es jugadora del equipo nacional de sóftbol, ¿cómo lo aplica a la investigación?
Todo lo que me ha dado el deporte durante todos estos años, lo traspaso a mi vida personal y profesional. Creo que el deporte da unos valores que sirven para todo: constancia, dedicación, responsabilidad, trabajo en equipo...
¿Cuál es la receta para compaginar el deporte profesional con su tarea científica?
Hay que apoyarse en la familia. Ahora he tenido un bebé y mi intención es volver a jugar, aunque puede ser más complicado, pero todo el mundo sale adelante. No soy la primera que es madre.
¿Qué tienen en común Beatriz investigadora y Beatriz deportista?
Tanto en el deporte como en la ciencia hay que luchar. No me digas que no puedo conseguir algo, ni en el diamante de sóftbol ni el laboratorio. En esos dos lugares estoy feliz, porque hago lo que más me gusta.