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Cada vez más ocupados y preocupados. El frenético ritmo de vida está, en buena medida, detrás del auge de una dolencia, el bruxismo o rechinar involuntario de dientes, con cada vez más pacientes. "Se trata de una forma que tiene el cuerpo de canalizar el estrés y ansiedad a través de una mordida involuntaria, ya sea durante el sueño o despiertos. Es un problema que resulta de la suma de factores socioculturales, de una mala oclusión de los dientes y de un descanso insuficiente y que puede provocar distintas dolencias. Pero muchos no acuden a su dentista o al fisioterapeuta hasta una situación límite, como un dolor insoportable o la imposibilidad de abrir la mandíbula", explica Guillermo Ibáñez, fisioterapeuta del Fútbol Emotion Zaragoza y experto en el tratamiento de esta problemática.
Ese estrés y la mala gestión de las emociones "nos lleva a estar en continua alerta y a tensionar las fascias musculares. Al final, el cuerpo funciona como un circuito cerrado y la boca, junto a los pies, son los últimos puntos de presión. Otro factor muy determinante es la mala higiene corporal, sobre todo entre quienes trabajan sentados durante ocho horas. La antepulsión de cabeza y cuello, la clásica postura cuando pasamos largo rato frente al ordenador, carga de presión la mandíbula".
Pero no se trata solo de un problema de oficinistas, matiza Ibáñez: "En la sociedad actual, el bruxismo vive con nosotros y no entiende de clase social, sexos ni edad. El número de pacientes está creciendo exponencialmente, es un problema cada vez más presente en la sociedad. Además, por suerte, a día de hoy tenemos las herramientas para detectar que muchos dolores de cuello, boca y espalda nacen en buena medida en la boca".
La falta de sueño o su mala calidad determinan también la aparición del problema. "Si tras un día de intenso trabajo, de atender a la familia y hacer un sinfín de gestiones no alcanzamos un sueño profundo, nuestro tono muscular no se reducirá y nunca estaremos relajados, por lo que esa tensión se mantendrá y tenderá a escapar por alguna vía", abunda el experto, que además recuerda que "muchos de los casos que vienen a la consulta son derivados por dentistas. Si una persona muerde siempre con las piezas dentales posteriores, genera un exceso de estrés en ellas. Con el trabajo de un odontólogo y un fisioterapeuta se puede corregir la mala oclusión".
Obviar el problema, aunque sea en su fase inicial, puede suponer un grave error y la lista de consecuencias si no se afronta es larga. Desde dolores musculares o articulares hasta perder una pieza dental si se llega a dañar la raíz del nervio. Pero el bruxismo puede derivar en vértigos, migrañas, alteraciones visuales y mentales, dolor al tra
Para Ibáñez, la solución al problema pasa por "un trabajo multidisciplinar, en el que el odontólogo intervendrá donde considere oportuno, el fisioterapeuta realizará ejercicios de desbloqueo de la articulación y otros tratamientos. Y, no menos importante, un psicólogo o psiquiatra ayudará a canalizar la ansiedad y el estrés acumulados para evitar un nuevo caso".
La práctica de deporte, en su justa medida, será siempre una ayuda, ya que derivará en un mejor descanso. Y, a su vez, el tratamiento del rechinar será muy útil de cara a la práctica deportiva, incluso de élite, pues "éste puede llegar a provocar o agravar lesiones en otras partes del cuerpo".