Las cosas no se dicen, las cosas se hacen. Y cuando se hacen, quedan dichas… Sufrir la enfermedad, recuperarse, volver al tajo a la primera línea de la pandemia y donar plasma para rescatar enfermos. Sobran más preámbulos: Carlos Colás Sanz, jefe del Servicio de Alergología del Hospital Clínico Lozano Blesa.
Paciente, médico, donante… ¿Qué perfil subrayaría de su persona?
Ciertamente, en un breve espacio de tiempo, he desarrollado todos esos perfiles: me contagié de coronavirus, he vuelto a trabajar al hospital y ahora dono plasma. Si quiere le cuento…
Claro, para eso estamos, para que le cuente a los lectores.
Sufrí el contagio. Tenía febrícula, considerable malestar general, dolores musculares muy intensos, diarrea, algún síntoma respiratorio leve, molestias en la garganta…
Mal panorama, doctor.
Me hicieron varias pruebas. Cuando me realizaron la prueba de confirmación, me esperaba que fuera positiva pues los síntomas eran muy sugerentes y estaban en concordancia con el coronavirus.
¿Qué hizo cuando se enteró del contagio?
Cumplir escrupulosamente la recomendación de permanecer aislado en mi domicilio. Vivo con mi mujer y mi hija. Yo estaba solo en una habitación. Estuve 14 días. Afortunadamente, ni mi mujer ni mi hija se han contagiado. Todo fue bien. Recibí el alta el Viernes de Dolores y al martes siguiente, pasados los días de aislamiento y con el tiempo que llevaba asintomático, me dijeron en Riesgos Laborales que podía trabajar. Y aquí me vine otra vez, al hospital.
Admirable.
Es mi labor. Es mi trabajo, mi profesión. Una profesión vocacional que siento muy dentro de mí. No busque más explicaciones, no las hay. Es así de simple.
Entendido. ¿Y lo de donar su plasma sanguíneo?
El ensayo de transfusión de plasma consiste en donar plasma. Yo, como ya he desarrollado anticuerpos por mi exposición a la enfermedad, puedo ayudar a superar la dolencia a pacientes con cuadros graves. Se trata de un ensayo clínico, de una hipótesis. Estoy encantado de colaborar.
¿Cómo ha sido el regreso al hospital?
Sigo trabajando en alergias. Tenemos que afrontar las patologías propias de las alergias y también muchas consultas por alergia a medicamentos, reacciones cutáneas, inespecíficas que no sabemos a qué corresponden.
¿Los sabañones son indicador de coronavirus?
No hay muchas lesiones cutáneas que puedan asociarse al coronavirus. Es una vasculitis, lesiones con afectación de los vasos. Y, efectivamente, en algún grado recuerdan a las provocadas por los sabañones. Nosotros no hemos tenido hasta ahora pacientes con esa sintomatología. También tengo que decirle que yo he permanecido en la sección de Alergología, pero la mitad del departamento se ha trasladado para colaborar en las plantas con pacientes con Covid, Neumología o Medicina Interna.
¿Cómo hicieron la distribución?
Por rango de edad. Los médicos con un rango de edad menor, al tener menos riesgo de desarrollar patologías graves en caso de contagio, son los que se han traslado. El esfuerzo que está realizando la sanidad es enorme.
El milagro de la multiplicación de las camas y las ucis.
Atender a todos los pacientes es la prioridad. Estoy orgulloso del estamento sanitario. Y no me refiero exclusivamente a los médicos, sino a todos: desde los administrativos a los celadores, a las enfermeras… A todos.
¿Se había enfrentado a un enemigo como el Covid?
No, por dos motivos: uno, porque es un patógeno con una elevada capacidad de contagio, y dos y sobre todo, porque es desconocido.
¿Lo derrotaremos?
Sí. Hace falta tiempo y recursos. Estamos en el camino.
Europa, el Viejo Continente, ¿es un paciente de riesgo?
Europa tiene un elevado nivel de vida. Por tanto, la esperanza de vida es mayor, lo que se traduce en una mayor longevidad. Y las personas mayores están más expuestas a desarrollar la enfermedad. Confío y deseo que hallemos cuanto antes una vacuna.