Carlos Martín, catedrático de Microbiología de la Universidad de Zaragoza desde 1992 y creador de la vacuna antituberculosis MTBVAC, va a dar una charla hoy en la Academia de Medicina a las 19.30 sobre las nuevas vacunas que se han desarrollado contra el coronavirus, con el titulo: "Investigación y desarrollo de nuevas vacunas contra la covid-19". Es una sesión científica para los expertos y también para la población. Aunque la conferencia será grabada y se incluirá en la pagina web de la academia, también se podrá seguir en directo en el enlace
Es la tercera sesión científica de la Academia de Medicina organizada sobre la importancia de la respuesta a la pandemia y se celebra después de la conferencia de Caridad Sánchez Acedo, presidenta de la sección de Medicina Preventiva y Microbiología, sobre "Origen y evolución de las enfermedades emergentes trasmitidas entre los animales y el hombre" (el 26 de noviembre) y la del académico Francisco Javier Castillo Acedo sobre "Coronavirus SARS-covid-19: conociendo al enemigo" (el 3 de diciembre).
Su grupo investiga la tuberculosis, pero hoy dará una conferencia en la Academia de Medicina sobre las vacunas contra la covid-19. ¿Cómo valora su desarrollo?
La charla será una puesta al día desde el punto de vista científico. Somos expertos en vacunas de tuberculosis, con las que llevamos trabajando veinte años. Con la covid, cada laboratorio tiene la suya. Los de Oxford cuentan con una plataforma de cien personas trabajando en vacunas de tuberculosis, malaria, sida... y con el coronavirus, se transformaron. Las vacunas contra la covid son parecidas a las de la tuberculosis, excepto las que se basan en el ARN (como la de Pfizer), que son totalmente novedosas.
Las vacunas contra esta pandemia se han desarrollado muy rápido, en menos de un año.
Occidente ha apostado por un tipo de vacuna que solo va a por una proteína del virus y no por el método clásico, como han hecho India y China. Se ha metido muchísimo dinero, con nuevas tecnologías, en las dos vacunas ARN (Pfizer y Moderna), y ha sido una gratísima sorpresa su eficacia del 95% –que no efectividad–. Nadie se lo esperaba. En Europa habrá otra vacuna similar, con lo que serán tres de ARN. Pero hay que seguir investigando y tener en cuenta la posibilidad de nuevas variantes del virus que pudieran resistir a estas vacunas.
Las variantes de Gran Bretaña, Brasil y Sudáfrica ya están llegando a España. ¿Continuará habiendo mutaciones?
Las mutaciones no van a parar. Cuando hay tanta gente contagiándose y el virus está tan extendido, se producen muchas mutaciones. De manera que hay que vacunar a la población cuanto antes sea posible y, a la vez, mantener el uso de las mascarillas para que el virus no se extienda, y así se acabará con las mutaciones. Hay que hacer las dos cosas a la vez.
¿Es Israel un ejemplo de la efectividad de la vacuna?
La Sociedad Española de Pediatría ha sacado el primer artículo ‘on line’ con los estudios que realizan en Israel. La vacuna de Pfizer es eficaz y efectiva, se vacunó a más de un millón de personas en ese país y protege contra la infección. En el mundo se ha vacunado ya a más de 100 millones de ciudadanos. Pero eso no es nada comparado con la población mundial, casi 8.000 millones. Hay que ver de cuántas vacunas se dispone y veremos su efectividad cuando se haya vacunado a toda la población.
¿Quiénes se beneficiarán de las vacunas de ARN?
Los países ricos se vacunarán con las de Pfizer y Moderna; y, en segunda fila, con la de Astra Zeneca-Oxford.
¿Va más rápida la vacunación en Asia que en Europa?
En China no se sabe cuántos han sido vacunados, aunque hace dos meses la CNN habló de un millón. No presentan los datos a organizaciones internacionales y esa falta de transparencia es un problema. Occidente ha apostado por las vacunas de ARN, proteicas y dirigidas contra un único gen del virus, pero si una mutación se hace resistente, puede que las vacunas orientales funcionen mejor porque son más clásicas. Voy a plantear en mi charla por qué Occidente se decidió por la vacuna más cara, mientras que China optó por las clásicas, que se pueden llevar a cuatro grados en una nevera por todo el mundo, como se hace para las demás enfermedades. Una vez que sabemos que las vacunas covid funcionan científicamente, la vacunación ya solo se queda en una mera cuestión de logística y de salud pública.
¿Hay apoyo suficiente en empresas españolas para los investigadores de vacunas?
Nosotros trabajamos con la empresa Biofabri, de Galicia, que en 2006 empezó a dedicarse a las vacunas de humanos; antes trabajaba en las que se usan para animales. Era muy pequeña y funcionaba ya como socio industrial de la Universidad de Zaragoza. Ahora, han creado el grupo Zendal y van a producir su vacuna, que protegerá contra la cepa inglesa, y fabricarán 300 millones de dosis para Europa. Es un de una empresa de veterinaria y un ejemplo por el que se debía apostar porque Europa no produce vacunas suficientes para la que podamos abastecer. Los gallegos van a apostar con la producción industrial de la primera fase de la vacuna de Mariano Esteban del CSIC.
Las grandes farmacéuticas que compiten se la están jugando en la Bolsa…
De eso vamos a hablar también en la charla. Suben o bajan en la Bolsa. Dependemos según las negociaciones secretas que no conocemos los científicos.
¿Esta batalla industrial va a generar más puestos para investigadores?
Hacen falta más investigadores que tenga trabajos fijos y longevidad. En la ciencia solo tienen la beca del ministerio los más listos de la clase, hacen la tesis durante tres o cuatro años, van al extranjero y no hay retorno porque no hay esos trabajos. Los tres directores de los proyectos de vacunas que hay en España (Mariano Esteban, de 76 años, Luis Enjuanes, de 75, y Vicente Larraga, 72 años) están jubilados y están en fase de desarrollo. Esta vacuna se inhalará por vía nasal y será más fácil de las que están congeladas.
¿Cómo les afectó la avalancha del covid a la investigación de la tuberculosis?
Se pararon los estudios en fase 2 en Sudáfrica porque se cerró de abril a julio. Empezamos en 2012 y aún no hemos acabado la fase 2 tras nueve años. Empezaremos la fase 3 con todos los datos de la dosis. Pero vemos que las vacunas de Oxford han tenido 2.000 millones de dólares de Estados Unidos y casi un millón de euros de la Unión Europea para producirlas y fabricarlas. La de Pfizer recibe más de mil millones en la operación de la velocidad de la luz. Esas inversiones son una apuesta. Nosotros vamos a hacer un estudio con 6.000 niños que durará seis años, pero si fueran 60.000 pequeños se podría hacer en un año. Hay empresas que no se interesan por enfermedades como la tuberculosis que causan el mismo número de muertos, pero no están aquí.
¿Necesitan más empresas farmacéuticas que apuesten en España?
Empresas o el Estado, que lo ha pagado al final. Las negociaciones posteriores se les escapan a los científicos. El exdirector del Instituto Carlos III ha dicho que hay una parte que no es científico en las vacunas del coronavirus.
Acudió al Vaticano y a la sede de la FAO para presentar la vacuna de la tuberculosis, ¿ha recibido alguna respuesta?
Este año solo ha sido de covid. De momento, no hemos tenido ningún feed back del Vaticano, aunque a principios de año se publicaron los resultados en macacos y es fundamental para pasar a la fase 3. Cuando tienes una vacuna y entra en humanos, si fuésemos una multinacional, nunca daríamos marcha atrás de la investigación sobre la eficacia con los macacos. Buscamos financiación pública y se ha demostrado que los animales vacunados e infectados por aerosol como en la tuberculosis actual están más protegidos con la vacuna nuestra (MTBVAC) que con la BCG. La eficacia va a ser en un 80% o 90%. Si nuestra vacuna fuera americana se sabría hace diez años si funciona. En España se apuestan 700.000 euros por las vacunas españolas, pero se dieron mil millones por las otras.
¿La necesidad de la vacunación con el coronavirus les ha empujado a crecer con la de tuberculosis?
De momento, no. La Organización Mundial de la Salud calcula que crecerán de un 20% a un 30% los casos de las tuberculosis por los confinamientos en las viviendas (por el coronavirus) y no han llegado los tratamientos. Va a ser un efecto contrario. Ahora veremos donde nos lleva el egoismo occidental, que solo piensa en la vacuna de covid y nada más.
¿Ni siquiera se han interesado los empresarios en su proyecto?
En nuestro país nos gustaría que las fábricas de aquí hicieran las vacunas, como en Europa. Cuando necesitas vacunas, el primero que va a tenerla es quien la produce. Lo nuestro con la tuberculosis es a muy largo plazo. Como pasa con la difeteria, el tétanos, la tosferina o la hepatitis, solo para juntarlas hacen falta diez años de ensayos clínicos para demostrar ver que cada una es tan buena separada como todas juntas. Y la pandemia ha acelerado todo. Las vacunas ARN son una maravilla, pero con una enfermedad donde sabes que se la diriges al antígeno (en tuberculosis no se conoce).
¿Cómo pueden solventar los problemas que se generen en las vacunas elegidas en Europa?
La mayoría de las vacunas que tenemos son de virus enteros, atenuados o inactivados, pero con la covid es un fragmento e igual nos lleva alguna sorpresa. Hemos apostado los huevos en una cesta, la proteína S, pero los orientales han apostado por todo el virus, o la de Luis Enjuanes. Aunque tenemos las primeras pistas de que toda va a ir con eficiencia, hay que estar muy atentos porque hay un riesgo que no se está valorando ni sabemos cómo se está negociando. Por eso es muy importante que las sociedades científicas que asesores al Ministerio de Sanidad y se sepa con claridad qué está pasando porque Europa lo está haciendo muy mal. Hemos apostado por lo más moderno y caro (Pfizer y Moderna), pero se podría haber elegido por una fábrica pequeña en Galicia para toda Europa. No sabemos si detrás hay problemas o contactos con los políticos, pero no se ha eligido lo que se hacía hace cien años.