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18 octubre, 2021Se trata del tipo de grasa más abundante de nuestro organismo. Una reserva energética que a niveles elevados puede suponer un riesgo para la salud.
os triglicéridos son las grasas más abundantes de la naturaleza, en animales y vegetales, y el principal tipo de grasa que se encuentra en nuestra sangre. Se trata de una reserva energética, siendo sus niveles normales hasta 150 mg. Superado este baremo, hasta los 200 mg hablaríamos de ligera elevación; rebasada esta barrera, hasta los 500mg, la elevación ya es significativa; mientras que por encima de 500 la elevación ya es severa.
El nivel de triglicéridos depende de tres variables: ingesta de este tipo de grasas, metabolismo y aporte del hígado. La alteración de estas situaciones va a provocar el aumento de los triglicéridos, así como una alteración genética. Niveles altos, a partir de 200 mg, pueden convertirse en una factor de riesgo cardiovascular y arterioesclerosis, aunque bien es cierto que su potencial tiene un peso inferior al del colesterol malo. Riesgos que aumentan en personas con obesidad y sobrepeso.
Para bajar los triglicéridos en aquellos casos cuyos niveles se sitúen entre 150 y 200 mg las medidas a tomar serán de carácter dietético: reducir el consumo de grasas y azúcares simples, no comer bollería, helados, pasta, cereales refinados, alcohol. Una vez los niveles de triglicéridos superan los 200 mg, sin que las medidas dietéticas hayan hecho su efecto, existen tratamientos farmacológicos a consultar con su médico. En definitiva, para bajar los triglicéridos y evitar enfermedades relacionadas, se debe tener en cuenta una serie de recomendaciones de alimentación y hábitos saludables:
- Dieta rica en fibra: aumento del consumo de patatas con piel; comer tres piezas de fruta diarias; consumo de cereales integrales y pan 100% integral, como sustituto del pan blanco; importancia de las verduras, legumbres, semillas y frutos secos como las almendras o las nueces.
- Limitar el consumo de azúcares: eliminar o reducir el consumo de bebidas energéticas o azucaradas; eliminar el consumo de bollería y dulces; limitar los alimentos con azúcares añadidos; sustituir frutas frescas por frutas en almíbar.
- Controlar el tipo de grasas: consumo de queso blanco; elección de lácteos bajos en grasa; uso de margarina sin grasas trans; reducir el consumo de carne roja.
- Cuidar el consumo de cereales refinados, pasta, panes blancos y arroz
- Hábitos saludables: no fumar, no beber alcohol y realizar práctica deportiva durante una hora al menos tres días a la semana.