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13 enero, 2021La inteligencia artificial, el ‘food tech’ o el ‘big data’ son conceptos que forman ya parte indispensable de la investigación en materia alimentaria y que cada vez son más utilizados por empresas y entidades debido a las múltiples ventajas que permiten.
Un ámbito, el de la I+D+i relativo a la nutrición, cuyo impulso es fundamental para que el consumidor esté bien informado y tome así las decisiones que mejor se adecúe a sus necesidades. Asimismo, aspectos tan relevantes como la seguridad alimentaria, los productos impresos en 3D, las dietas basadas en el ADN, las propuestas innovadoras que tratan de aportar comodidad en sus comidas a los enfermos de cáncer, las ‘apps’ que permiten entender las etiquetas nutricionales o los sistemas de control de dolencias como la diabetes en dispositivos móviles son algunos de los logros que permite la tecnología aplicada a la alimentación.
Proporcionar soluciones prácticas de formación profesional y educativa para futuros agricultores urbanos contribuyendo así a concienciar a la sociedad sobre el papel de la agricultura urbana en la sostenibilidad ambiental y socioeconómica de las ciudades es el objetivo de ‘Innofarming’, proyecto europeo Erasmus+ K204 ‘Asociaciones Estratégicas en el ámbito de la Educación de Personas Adultas’ y desarrollado por el Instituto Agroalimentario de Aragón (IA2).
"La investigación en temas de nutrición y salud es clave para aumentar el conocimiento sobre los beneficios y mecanismos de actuación de los alimentos y sus distintos componentes. También es necesario investigar en otros ámbitos como la actividad física, las tecnologías de procesado y conservación de alimentos o en áreas sociales que estudian factores de compra, aceptabilidad e influencia psicosocial en las mismas. Además, es crucial la divulgación y comunicación a la sociedad; solo un consumidor bien informado podrá tener unas correctas decisiones de compra y de consumo", apunta Sara Remón, Gestora y Promotora de Proyectos del IA2.
Entre las formas en las que la tecnología puede ayudar al consumidor en su día a día la doctora en Ciencia y Tecnología de los Alimentos destaca soluciones sencillas como las ‘apps’ de lectura de etiquetas nutricionales o "las técnicas de análisis que permiten identificar multitud de componentes de los alimentos y evaluar los efectos sobre la salud del consumo de los mismos, así como el desarrollo de sensores que posibilitan monitorizar procesos e incluso identificar biomarcardores de riesgo".
En el apartado de las personas que tienen necesidades nutricionales específicas también existen ejemplos, como los sistemas de control de diabetes en dispositivos móviles u otros métodos rápidos de detección de alérgenos o sistemas de cuantificación de gluten. "Poco a poco, los sistemas de detección que se van desarrollando son más fáciles de usar y permitirán en el futuro su uso por el propio consumidor, lo que le dará mayor garantía en sus decisiones nutricionales", apunta Remón.
En el IA2, más de 200 doctores trabajan en distintas líneas de investigación en toda la cadena agroalimentaria que va ‘del campo a la mesa’. Unos programas que están destinadas tanto a potenciar la investigación de excelencia como a favorecer la transferencia de esta al sector.
A lo largo de su carrera, la investigadora ha participado en diversas iniciativas que reflejan la importancia de la I+D+i en la nutrición, como una sobre fortificación de panes en ácido fólico para mujeres gestantes o el proyecto ‘Higea’, en el que se trabaja en la reducción del índice glucémico de distintas matrices alimentarias. Y, recientemente, al IA2 le han concedido otro proyecto Erasmus+, cuyo acrónimo es ‘Indeed’ y que está destinado a desarrollar guías de alimentos texturizados para personas con disfagia.