Su historia nace en Zaragoza, se desarrolla y adquiere experiencia más allá de las fronteras de Aragón y culmina ahora a orillas del Ebro. Al final todo va a quedar en casa. Como siempre soñaron, pero de una forma que jamás pensaron. Los investigadores José Antonio Aínsa y Santiago Ramón-García se conocieron en la Facultad de Ciencias hace más de una década cuando el primero era profesor y el segundo uno de sus alumnos.Esta semana, juntos y tras un periplo profesional y académico que les llevó por caminos diferentes, han saltado a los medios porque van a liderar en Zaragoza una parte fundamental del mayor proyecto europeo contra la tuberculosis. «Es como si se hubieran alineado las cosas. Si hace 5 años me dicen que estaría aquí, no lo hubiera creído», confiesa Ramón-García.
Al joven la bioquímica, la microbiología, la resistencia a los antibióticos y la investigación de esta enfermedad «siempre» le llamaron la atención y decidió hacer su doctorado de la mano de Aínsa. El profesor ya ejercía como titular en la Universidad de Zaragoza desde el 2006, donde antes había conseguido plaza y contrato en el grupo de Micobacterias del campus liderado por Carlos Martín, una eminencia en el estudio de la tuberculosis. «Fue un mentor fantástico», dice Ramón-García. «Y Santi un estudiante excepcional», añade Aínsa.
Sienten una admiración profesional mutua, pero también personalmente han logrado forjar una amistad. «Nunca perdimos el contacto. Siempre tuve la esperanza de que pudiera volver. De hecho, siempre que veía una oportunidad, una convocatoria viable o algo de dinero para poder hacer contrataciones le contactaba», cuenta Aínsa.