Investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de California en San Diego y del Centro Oncológico Moores de la UC San Diego, con colaboradores del Instituto de Inmunología de La Jolla y de otros lugares de Estados Unidos, han dilucidado aún más cómo los tumores de cáncer de ovario desafían la inmunoterapia, identificando nuevas dianas moleculares que podrían potenciar la respuesta inmunitaria, según publican en la revista 'PNAS'.
El cáncer de ovario es la quinta causa de muerte por cáncer entre las mujeres y la mayoría de estos casos son tumores de cáncer de ovario seroso de alto grado, según la Sociedad Americana del Cáncer.
El cáncer de ovario seroso de alto grado es letal en parte porque suele ser resistente a la quimioterapia. La inmunoterapia, un enfoque terapéutico que utiliza el sistema inmunitario de una persona para luchar contra la enfermedad, ha sido prometedora en muchos tipos de cáncer, pero los enfoques para utilizar la inmunoterapia aún no han mostrado éxito en este tipo de tumor.
Uno de los enfoques de la inmunoterapia se dirige a unas proteínas denominadas receptores de punto de control que actúan como frenos de la activación del sistema inmunitario. Los inhibidores de los receptores de punto de control liberan este freno, permitiendo que el sistema inmunitario ataque a las células cancerosas. Sin embargo, para que la inmunoterapia funcione eficazmente contra el este tumor, los tratamientos tienen que desactivar también el entorno protector creado por las células cancerosas.
"El cáncer de ovario es uno de los mayores retos de la oncología -afirma Schlaepfer-. Los tumores pueden desarrollarse sin síntomas evidentes. El signo más común del cáncer de ovario es la hinchazón abdominal cuando la enfermedad está avanzada, que es cuando se diagnostica a la mayoría de las mujeres".
Ozmadenci y sus colegas descubrieron que la activación de una proteína de señalización clave dentro de los tumores, denominada quinasa de adhesión focal (FAK), regulaba la expresión de una proteína denominada CD155 que se une al receptor de punto de control denominado TIGIT en las células inmunitarias. En efecto, el tumor construye un entorno seguro para que las células cancerosas crezcan y evadan la detección inmunitaria, en parte manteniendo altos niveles de CD155 como escudo contra el ataque inmunitario.
En un modelo preclínico de cáncer de ovario agresivo, los investigadores descubrieron que un fármaco oral anti-FAK reducía el CD155 y otras proteínas de punto de control. Cuando se utilizó junto con una inmunoterapia que bloqueaba TIGIT, se observó una mayor respuesta inmunitaria contra las células del cáncer de ovario. Esto, a su vez, dio lugar a tumores más pequeños y a una mayor supervivencia.
"Varias empresas están probando inhibidores de FAK y otras tienen anticuerpos inhibidores del receptor del punto de control TIGIT en ensayos clínicos -señala Schlaepfer-. "En el cáncer de ovario seroso de alto grado, donde son comunes los niveles elevados de CD155 y FAK activa, nuestros resultados proporcionan un apoyo convincente para dirigirse a FAK y TIGIT como parte de una nueva estrategia terapéutica de refuerzo inmunológico".
Fuente: Heraldo de Aragón