Tener hambre constantemente, sin importar cuánto se coma, es la lucha diaria de las personas con defectos genéticos en el control del apetito del cerebro, y a menudo termina en obesidad severa. En un estudio publicado en 'Science', investigadores del Instituto Weizmann de Ciencias, junto con colegas de la Universidad Queen Mary de Londres y la Universidad Hebrea de Jerusalén, han revelado el mecanismo de acción del interruptor maestro del hambre en el cerebro.
Según el estudio, el receptor de melanocortina 4, o receptor MC4 para abreviar. También han aclarado cómo se activa este interruptor mediante la setmelanotida ('Imcivree'), un fármaco recientemente aprobado para el tratamiento de la obesidad severa causada por ciertos cambios genéticos. Estos hallazgos arrojan nueva luz sobre la forma en que se regula el hambre y pueden ayudar a desarrollar mejores medicamentos contra la obesidad.
El receptor MC4 está presente en una región del cerebro llamada hipotálamo, dentro de un grupo de neuronas que calculan el equilibrio energético del cuerpo procesando una serie de señales metabólicas relacionadas con la energía.
Cuando el MC4 está activado, como es normal, envía órdenes que nos hacen sentir llenos, lo que significa que, desde la perspectiva del cerebro, nuestro estado por defecto es la saciedad. Cuando nuestros niveles de energía descienden, el clúster hipotalámico produce una hormona 'hora de comer' que inactiva, o apaga, el receptor MC4, enviando una señal de 'hambre'.
Después de comer, se libera una segunda hormona 'estoy lleno'. Ésta se une al mismo sitio activo del MC4, sustituyendo a la hormona del hambre y volviendo a activar el receptor, lo que nos devuelve a la saciedad por defecto. Las mutaciones que inactivan el MC4 hacen que las personas sientan hambre constantemente.
El MC4 es un objetivo primordial para los fármacos contra la obesidad, como la setmelanotida, precisamente porque es un interruptor maestro: al encenderlo se puede controlar el hambre y evitar todas las demás señales relacionadas con la energía. Pero hasta ahora se desconocía cómo funciona exactamente este interruptor del hambre.