Las consultas de salud mental crecen un 25 o 30%
En las consultas de Atención Primaria, el malestar emocional también ha pasado a ocupar algunos de los primeros puestos, de hecho, como señalan desde el Colegio de Médicos de Zaragoza, los estudios más recientes recogen que la incidencia de la enfermedad metal se ha incrementado en torno a un 25 o 30% respecto a antes de la pandemia, algo que conlleva una sobrecarga emocional y física evidente, también para este colectivo. Algo que también afecta a la relación que existe entre el médico y el paciente.
En nuestro día a día tenemos que atender, diagnosticar y tratar de la manera más óptima posible a nuestros pacientes, a pesar de lo que ocurra. Cuando el vínculo que sustenta la relación entre el médico y el paciente se resquebraja, lo hace la propia esencia de este sistema, que necesitamos apuntalar y recuperar”, asegura Javier García Tirado, presidente del Colegio de Médicos de Zaragoza.
En ocasiones, esta situación de tensión y agotamiento generalizado se traduce en un ambiente de desconfianza y crispación que, en algunos casos, se ha traducido, incluso, en agresiones al personal sanitario.
“Incluso yo mismo, cuando empecé, pensaba que con el tiempo me desensibilizaría, pero es algo que no ha ocurrido"
Para paliar esta situación, una de las primeras medidas tomadas por el colegio zaragozano fue la puesta en marcha de un servicio de atención psiquiátrica continuada para aliviar a los colegiados afectados por la pandemia, que se sumaba al Programa de Atención Integral al Médico Enfermo en Aragón (PAIMA). “Aparte de repercutir en nuestra salud y calidad de vida, este tipo de enfermedades influyen directamente en el desarrollo de nuestra labor profesional”, explica García.
Y es que, al fin y al cabo, detrás de cualquier profesional se encuentran seres emocionales, con empatía y sentimientos que no siempre controlamos. Una realidad que, a pesar de lo que digan, no se corrige con los años. “Incluso yo mismo, cuando empecé, pensaba que con el tiempo me desensibilizaría, pero es algo que no ha ocurrido. Es importante recordar que somos personas, y que, aparte de nuestra vocación y compromiso, somos seres humanos que, en ocasiones, llegamos a sentir que carecemos de herramientas para hacer frente a diversas situaciones”, advierte.
Tener qué hacer cuando la mochila se llena
El de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado es otro de los colectivos que más acostumbrado está a convivir con el lado más oscuro del ser humano. Un trabajo que, muchas veces, pesa. De hecho, en la Jefatura Superior de Policía de Aragón cuentan con una Unidad Psicológica dentro del Área Sanitaria que mantiene una línea telefónica operativa los 365 días del año las 24 horas del día, y está asistida por un psicólogo, “para cuando esa mochila se llena”, explican fuentes de la Policía Nacional. Un servicio que, además, es completamente anónimo. También ofrecen charlas preventivas de manera puntual.
“A los policías se nos presupone una empatía y una formación que nos capacita para sobrellevar este tipo de situaciones, pero la realidad es distinta”
Sin embargo, desde el sindicato mayoritario JUPOL de la Policía Nacional aseguran que la atención a la salud mental del cuerpo continúa siendo una asignatura pendiente. “Diariamente formamos parte de los peores momentos de la vida de la gente, algo que, durante la pandemia, han visto incrementado principalmente los compañeros de Seguridad Ciudadana, entre otros, los Zetas y el 091”, explica Irene López, representante del sindicato en Zaragoza. Durante meses, se han enfrentado a situaciones para las que nadie estaba preparado en el marco de una situación sin precedentes: “A los policías se nos presupone una empatía y una formación que nos capacita para sobrellevar este tipo de situaciones, pero la realidad es distinta”.
¿Por qué? En su opinión, hacen falta más recursos y una formación continuada que los prepare para un día a día en el que cualquier cosa puede pasar. “Vivimos situaciones verdaderamente duras. Al final aprendes a separar la vida personal de la profesional, pero todo tiene consecuencias. Tan solo el pasado año se suicidaron 17 compañeros en España”, advierte López. Otros tantos agentes de la Guardia Civil se quitaron la vida en 2021. Una realidad sobre la que todavía falta mucho por hacer. Hace poco más de un año se lograba un hito en el cuerpo con la elaboración de un protocolo de Salud Mental: “Fue un gran avance, pero necesitamos recursos para que verdaderamente sea útil”.
Al otro lado de la ventanilla
Mientras tanto, al otro lado del mostrador, de la caja registradora o de la ventanilla, son muchos los colectivos que se han enfrentado diariamente a una crisis sobre la que no sabíamos prácticamente nada, entre ellos. Se trata de los profesionales de Farmacia, que han vivido situaciones muy complicadas debido, sobre todo, a la confusión, el miedo y los problemas de desabastecimiento que han generado momentos de caos y alarma. “Estamos viviendo una situación de estrés pandémica que se está alargando demasiado en el tiempo. Esto deriva en depresión y ansiedad, que se verá aumentada cuando cese la elevada presión asistencial a la estamos sometidos desde el inicio de la pandemia”, lamenta Rosa Morillo, vocal del Colegio de Farmacéuticos de Zaragoza y farmacéutica en Alcalá de Ebro.
“Muchos compañeros han precipitado su jubilación, es complicado de sobrellevar. Necesitamos ver la luz al final del túnel”
Además, como profesional que desarrolla su labor en el medio rural, donde los recursos son más escasos y la información viaja a otro ritmo, afirma que el verdadero reto ha sido “mantenernos como un establecimiento cercano al que acuden personas muy desesperadas debido a un sistema sanitario colapsado”, todo esto a pesar de los nervios, la crispación y la desmotivación generalizadas: “Muchas veces lo único que buscan es una puerta abierta que los escuche. Nuestros equipos están agotados”.
Entre los profesionales del sector, problemas de ansiedad, desmotivación, irritabilidad e insomnio son algunas de las dolencias más evidentes. “Muchos compañeros han precipitado su jubilación, es complicado de sobrellevar. Necesitamos ver la luz al final del túnel”, concluye.