La Universidad de Zaragoza va a coordinar una investigación internacional, junto con otros campus de Francia y Alemania, que consiste en el desarrollo de nuevos antibióticos que sean capaces de frenar a la bacteria gástrica Helicobacter pylori. Este patógeno afecta al 50% de la población y, “aunque en la mayoría de los casos no causa problemas”, constituye un factor de riesgo de cáncer de estómago y úlceras.
El plazo para desarrollar la iniciativa son tres años y el campus contará con 1,1 millones de euros para disponer de los antimicrobianos precisos que frenen la afección. No es algo nuevo para este grupo de investigación del BIFI, que ya lleva años buscando la forma de neutralizar la flavodoxina, una proteína del helicobacter que si se detiene hace que la bacteria ya no pueda vivir. “Ahora que hemos desarrollado esto por nuestra cuenta y mejorado las situaciones, es la hora de asociarnos con expertos franceses y alemanes para darle el empujón final a estas moléculas y lograr que sean lo suficientemente buenas para usarlas en personas”, precisó Sancho. En cualquier caso, este proyecto internacional no contempla su aplicación en pacientes, sino que esto formaría parte de una segunda fase.
El equipo de trabajo hispano-franco-alemán mantiene estos días en Zaragoza su primera toma de contacto en un encuentro en el que, entre otras cosas, se expondrán las investigación sobre antibióticos que se desarrollan en Aragón.
Según explica Javier Sancho, catedrático en Bioquímica y miembros del Instituto Universitario de Investigación en Biocomputación y Física de Sistemas Complejos (BIFI), el helicobacter es “una pandemia” que actualmente se combate con antibióticos, “pero aparecen resistencias a ellos”, dice. De hecho, Sancho asegura que “el 30% de los procesos que se inician para quitar la bacteria en personas infectadas fracasa” y, por lo tanto, es necesario encontrar “nuevos compuestos microbianos” que puedan detener el virus.