Cerca. Adverbio de lugar. También, de tiempo. Indica proximidad. Se suele construir seguido de un complemento con de, que detalla la referencia. Si la referencia es un enfermo, nadie más cerca que las enfermeras. Elena Altarribas Bolsa es máster en Investigación en Ciencias de la Enfermería por la Universidad de Montreal, allá en Canadá. Aquí en Zaragoza, enfermera y directora de Enfermería del Hospital Clínico.
Antes de comenzar, reiteraba su condición de enfermera.
Es lo que soy, para lo que mi formación ha estado enfocada.
Todo el heterogéneo colectivo sanitario les subraya su valor en estos tiempos pandémicos.
En primer lugar, hay que decir que es nuestra obligación. Obligación nuestra y de todo el sector sanitario. Desde los cirujanos a los celadores, de todos. Todos nos estamos exponiendo.
La covid-19 invita a la reflexión…
El coronavirus no conseguirá alejarnos de los pacientes. Para eso se han articulado los protocolos pertinentes. Nuestra satisfacción reside en realizar escrupulosamente nuestra labor, con conocimiento y competencia para atender a los pacientes.
El pasado martes fue el Día Internacional de la Enfermería.
Así es. Y la OMS declaró 2020 como Año Internacional de la Enfermería y de la Matrona. Quizá la pandemia ha destacado nuestra labor. A mi juicio, hay que poner en valor que la enfermería se ha anticipado a todas las necesidades que han surgido.
Ha habido profesionales contagiados…
Claro. Te das cuenta del compromiso establecido con el enfermo cuando arriesgas tu propia vida. Y sí, ha habido profesionales contagiados. Por suerte, en el Hospital Clínico Lozano Blesa el nivel de contagio ha sido bajo.
¿Cómo se dimensiona el concepto bajo?
Según los datos de los estudios de seroprevalencia, estamos hablando de un ‘dos coma algo por ciento’ de contagiados en el sector sanitario. Se trata de datos incipientes relativos a 600 profesionales. El estudio no se ha completado todavía. Este ‘dos y pico por ciento’ lo considero como un registro muy notable.
¿Cómo lo argumenta?
Desde el desarrollo de un riguroso programa de prevención de riesgos. Se establecieron escenarios, se hizo una adecuada formación, se ha sido exhaustivo. Lo demuestran los datos de ahora.
Fuera del hospital, en la calle, las últimas cifras de contagiados advierten de un repunte.
Tenemos que seguir cumpliendo las medidas higiénicas, de distanciamiento y protección. El riesgo del repunte es evidente. Sería muy negativo en todos los sentidos que se produjera.
Regresando al concepto de cercanía, ¿cómo han paliado la soledad de los enfermos?
Hemos hecho pequeñas acciones, videollamadas para acercar a los familiares a los enfermos, para que así se sintieran mucho más cerca.
Morir en soledad… Durísimo.
Muy duro para todos. Algunas veces no eran de los entornos del enfermo, pero le aseguro que siempre ha habido profesionales cerca. Entiendo que no es como el calor familiar, pero al enfermo nunca se le ha dejado solo.
¿Cómo divisa la llamada neonormalidad?
Desde el punto de vista sanitario, analizamos el modelo asistencial, cuantificando las necesidades presentes y futuras. Y no solo las relativas al coronavirus, sino a todas las patologías.
¿Valoran una escalada en otoño?
Todos los otoños hay un aumento de ingresos por la gripe. Ciertamente, hay incertidumbre, pues es una enfermedad nueva. No sabemos lo que va a ocurrir. Sí es cierto que hemos tenido que actuar adoptando decisiones inmediatas. Ahora tendremos tiempo para planificar y encontrar respuestas.
Lo ideal sería una vacuna…
Por supuesto. Pero hay que trabajar en todos los supuestos posibles para responder mejor a las necesidades del enfermo.