Se saca de la cajetilla, se apoya el cigarro en el labio inferior, se sostiene con el superior y se enciende. Ese gesto tan usual como es fumarse un pitillo se repite a diario por el 24% de la población española. Al igual que el resto del país, Zaragoza se suma este domingo a la celebración del Día Mundial Sin Tabaco. Este año la ya tradicional Carrera Sin Humo se sustituye por la iniciativa 31 Minutos Sin Humo, una propuesta que engloba multitud de actividades y que se ha desarrollado durante toda la semana, desde el lunes 25 de mayo.
Más de 20 centros educativos están inscritos en este proyecto, organizado por el Ayuntamiento de la capital aragonesa, la Universidad de Zaragoza y el Gobierno de Aragón. Ese número implica la participación de más de 1.500 jóvenes, de entre 12 y 18 años que es la edad de mayor riesgo para el inicio y mantenimiento del consumo de tabaco. Además, con el fin de retrasar el inicio del consumo, se potencia especialmente la participación de alumnos de 1º de ESO, ya que se encuentran en la edad media del primer consumo de tabaco (13,9 años).
El tabaco es la segunda droga más consumida tras el alcohol entre la población joven, según los datos de la encuesta ESTUDES en Aragón. Un 46,1% del alumnado asegura haber fumado en alguna ocasión y un 38% en el último año.
El tabaco apaga 52.000 vidas al año en España, un país donde el 24% de la población es fumadora. De hecho, cada vez se empieza antes a fumar. Adicción, ansiedad, aumento del riesgo de cáncer, desarrollo de problemas cardiovasculares, problemas pulmonares y respiratorios en general, disminución del sentido del olfato, entre otros. Esos son algunos de los efectos de este hábito.
Con la salud en la mente, se puede mirar también al bolsillo; dejar de fumar supone un ahorro. El precio de una cajetilla está en torno a los 4,50 euros. Para un fumador que consuma una al día el gasto es de unos 1.800 euros anuales. Es decir, 18.000 euros en una década, lo que viene a ser lo mismo que el 14% del presupuesto medio anual de un español. Acierto.com ha realizado un estudio en el que se suman otros aspectos, como los chicles o pastillas contra el mal aliento o tratamientos dentales, entre otros derivados gastos.
En total, el portal digital señala que la cuenta asciende a 23.557 euros en diez años. Las estadísticas demuestran que más de la mitad de los fumadores, hasta 7 de cada 10, opinan que se debería subir el precio de la cajetilla para disuadir a los más jóvenes de este hábito. A lo que se añaden otras medidas más estrictas, como el control en las terrazas o en los coches.
Los puntos de vista anteriores reflejan que la población española cada vez está más concienciada: hasta 8 de cada 10 fumadores lo han intentado dejar. ¿Con éxito? Más o menos, el 58% ha fracasado. No siempre se consigue a la primera, el 41% lo ha logrado a la primera o segunda y el 17% a la tercera. Parches y chicles de nicotina, así como la hipnosis son las terapias más habituales.
Por su parte, los fisioterapeutas madrileños reivindican una mayor presencia en las consultas de deshabituación tabáquica en Atención Primaria. El Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid (CPFCM) destaca la relevancia de estos profesionales en los equipos multidisciplinares que trabajan en el proceso de abandono del tabaco y en los tratamientos de pacientes con secuelas de adicción. "Existen todavía muy pocas y, a día de hoy, prácticamente ninguna cuenta con la presencia de estos profesionales", pone de manifiesto Aurora Araújo, decana del colegio.
En la misma línea, desde la entidad también se ha resaltado la importancia de estos sanitarios en la "ayuda con los primeros síntomas que suelen aparecer como consecuencia del proceso de abandonar esta adicción". Lo que deja al descubierto que la labor del fisioterapeuta es reseñable durante todo el proceso de abandono del hábito.