Las inmediaciones del hospital Miguel Servet de Zaragoza y del entorno del estadio de La Romareda nada tienen que ver ahora con lo que había en los años 50 y 60. Muchos solamente podrán conocerlo por fotos y quienes tuvieron la ocasión de verlo con sus propios ojos destacan, por encima de todo, la altura del hospital con una mole de plantas infinitas.
La inauguración del centro tuvo lugar en 1955 bajo el nombre de Residencia Sanitaria José Antonio, pero ya entonces popularmente fue bautizada como la Casa Grande. La atención empezó con 500 camas y en 1971 tuvo lugar la primera ampliación del hospital, cuando se construyó el edificio de Rehabilitación, Traumatología y Grandes Quemados a los que, seguidamente, se unió el Materno-Infantil. Fue en 1984 cuando se le asignó el nombre de Miguel Servet y su gran transformación llegó en el 2002. Desde esta gran obra, momento también en el que el centro es transferido al Gobierno de Aragón, todo el edificio comunica desde que entró en funcionamiento en el 2004 mediante 1.100 metros de túneles el hospital General, el de Traumatología, Rehabilitación, Grandes Quemados y el Materno Infantil.
«Nada es ahora como entonces, ni de lejos. Lo único que no cambia es que aquí seguimos recibiendo vidas», cuenta Belén Rodríguez, jefa de sección de Paritorio y Urgencias del Servet. La revolución tecnológica ha marcado estos 50 años de vida del Materno, pero también las consultas y los espacios interiores han dado un giro radical. Entrar ahora en una de sus salas parece de todo menos acceder a un hospital. Desde la zona de admisión, pasando por las paredes de todas las plantas, el color, los dibujos y la temática infantil predominan. La cultura sanitaria ha cambiado en ese sentido y ya no hay un sensación de frío estético en el interior.
Urgencias pediátricas
Según los últimos datos, en Maternidad del Servet dieron a luz en el 2019 (último del que se tienen datos) un total de 3.594 mujeres. Este hospital atiende al año unas 20.000 urgencias obstetro-ginecológicas y 80.000 consultas entre ambas especialidades. En Ginecología, además, se hacen además 1.450 intervenciones quirúrgicas anuales y se atienden 1.460 ingresos.
La pandemia ha impedido una celebración de estos 50 años de vida --y recibiendo nuevas vidas, al mismo tiempo-- en el Materno-Infantil, pero la situación del covid «es la que manda», dice Rodríguez. «Nos hemos reinventado. Al principio, había tanta información que no sabíamos muy bien por dónde tirar. Solo teníamos interés en hacerlo lo mejor posible y estar al día. Nunca habíamos trabajado tanto en el aspecto de los protocolos», confiesa. La jefa de Paritorio también señala que, tras sus 20 años de experiencia en el centro, el equipo profesional ha variado y ahora son «más mujeres» en la plantilla.
El Materno-Infantil es referencia en Aragón, pero también lo es para muchas comunidades limítrofes, no solo en el tema de partos sino también en atenciones a niños. Así, al año se hacen unas 47.000 urgencias pediátricas, que se suman los 7.050 ingresos y a las 62.800 consultas llevadas a cabo entre Pediatría y Cirugía Pediátrica. Esta última realizó 2.460 intervenciones quirúrgicas en el 2019. En lo que se refiere al impacto del covid, las atenciones a niños por contagios no han sido significativas en periodos como el regreso a las aulas en septiembre o tras las vacaciones de Navidad.