El Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza estudia la eficacia de la vacuna contra la covid entre el personal sanitario –uno de los primeros colectivos que la recibió y que está en mayor contacto con el virus– como parte de un estudio multicéntrico impulsado por Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades (ECDC). Más de diez países participan en este proyecto, en el que los especialistas aragoneses también medirán el riesgo de transmisión de la infección.
Para ello, antes del verano se hizo un primer reclutamiento, con 115 trabajadores. "De todas las categorías –administrativos, celadores, auxiliares, enfermeros, médicos...– y también de todas las áreas del hospital", detalla Ana Milagro, una de las investigadoras principales –junto a Miriam Latorre– y también responsable del área de biología molecular del hospital. Siguiendo los mismos parámetros, en septiembre se ha ampliado la muestra con otros 70 profesionales, alcanzando una participación de 185.
"Desde el ECDC contactaron con nosotros porque ya hemos trabajado en otros proyectos de este tipo, como es el estudio de la eficacia de la vacuna de la gripe", recuerda la también investigadora del IIS Aragón, Miriam Latorre. Los participantes deberán hacerse una PCR semanal, que se repetirá en caso de tener sintomatología compatible con la covid –tos, fiebre, dificultad respiratoria, pérdida de olfato o gusto...–, si han estado expuestos a un caso confirmado o cuando deban iniciar cuarentena tras convertirse en un contacto estrecho. "Ha sido una sorpresa la buena aceptación que ha tenido el estudio", recalca Milagro.
"Cuando han estado de vacaciones, incluso se han hecho ellos las tomas de muestra para las pruebas de PCR para continuar con el estudio", especifica Milagro. No obstante, de manera ordinaria, las muestras se recogen por parte del personal colaborador de Salud Laboral –dirigido por Ignacio Ezpeleta– unidad que forma parte del equipo de investigadores de este proyecto, junto con parte del grupo de Microbiología, liderado por Antonio Rezusta, donde se realizan los análisis.
La idea, anuncia Latorre, es que en octubre se puedan tener los resultados preliminares, aunque la recogida de datos completa no finalizará hasta el mes de enero. "El tratamiento estadístico de los datos está centralizado en Europa, por lo que el análisis suele ser rápido", confirma. En este sentido, detalla, el objetivo es conocer qué inmunidad se adquiere y cómo va variando a lo largo de los meses, además de valorar los riesgos de exposición. Por lo que este análisis podría ayudar a determinar si es necesario poner dosis de refuerzo de la vacuna, cuándo hacerlo y a qué colectivos.
De momento, en Aragón se comienza esta semana a poner una dosis adicional a los pacientes inmunodeprimidos –personas con trasplante de órgano sólido, receptores de trasplante de progenitores hematopoyéticos y las personas en tratamiento con fármacos anticovid–. En total, unos 4.000. Además, la Consejería de Sanidad mantiene su apuesta por que se ponga una inyección de refuerzo a los mayores que viven en residencias.