El Instituto de Investigación Sanitaria Aragón (IIS Aragón) ha firmado un convenio de colaboración con la compañía biofarmacéutica AbbVie España para desarrollar una solución tecnológica con el fin de hacer un seguimiento en la medición de los problemas que el paciente con psoriasis padece durante la pandemia de la COVID-19, dentro de un marco de mejora continua asistencial, ya que permite un rastreo más estrecho y cercano de los enfermos.
El acuerdo consiste en poner en marcha una plataforma (Front End) básica como soporte a la Unidad de Psoriasis del Hospital Miguel Servet de Zaragoza, que facilitará conocer cuáles son los principales problemas de los enfermos con psoriasis debidos a la crisis sanitaria, implantar estrategias para dar solución a los problemas detectados y evaluar su efecto. En virtud de este acuerdo, AbbVie, dedicada a la investigación biofarmacéutica, realizará una aportación económica de 14.000 euros.
La responsable del proyecto es la doctora Yolanda Gilaberte que dirige el grupo ‘Investigación e Innovación en Dermatología Miguel Servet (INNDerma MS)’ del IIS Aragón. “En este momento, es fundamental emprender un proyecto tecnológico con la finalidad de detectar los problemas surgidos a los pacientes como consecuencia de la pandemia por coronavirus, emprender acciones de mejora y evaluar el resultado de las acciones tomadas para su corrección”, apunta Gilaberte.
Los efectos colaterales de la pandemia
La Unidad de Psoriasis del Servicio de Dermatología del Hospital Universitario Miguel Servet consta de dos consultas, con una periodicidad semanal, realizadas por dos especialistas, las doctoras Estrella Simal y Ana Morales Callaghan, que atesoran una amplia experiencia en el tratamiento de la psoriasis. Estas consultas dejaron de ser presenciales el pasado mes de marzo y pasaron a ser telefónicas hasta principios de mayo, cuando se reanudaron las visitas pero con un número menor de pacientes para evitar las aglomeraciones en los centros sanitarios.
Ante esta nueva situación, los profesionales detectaron que muchos pacientes habían abandonado el tratamiento espontáneamente, sin consultar con su dermatólogo, por miedo a que su utilización les hiciera más susceptibles a la infección por COVID- 19, mientras que los que siguieron el tratamiento no se realizaron las analíticas correspondientes por temor a acudir a sus centros de salud. Sus comorbilidades, muy frecuentes en esta patología, tampoco pudieron ser atendidas regularmente en Atención Primaria, Reumatología, Digestivo, Endocrino, etc., lo que puede producir un empeoramiento, con la repercusión que esto supone para la psoriasis.
Asimismo, algunos pacientes habían perdido alguna cita de revisión en su dermatólogo y, en ocasiones, y pese a todas las facilidades y actuaciones del Servicio de Farmacia, el acceso a los tratamientos biológicos ha sido más complicado. Además, algunos de los pacientes con psoriasis habían padecido COVID-19, lo que ha podido tener un efecto negativo en su enfermedad.