Ahora que la covid-19 empieza a estar bajo control, la infertilidad aparece en el horizonte como una nueva pandemia que puede ser todavía más peligrosa para el futuro de la humanidad. Según la Organización Mundial de la Salud, una de cada seis personas adultas padece esterilidad en el mundo.
Se habla mucho de los problemas demográficos y económicos que supondrá la baja natalidad en los países occidentales en un futuro cercano, y de cómo el estilo de vida actual desincentiva la reproducción. Sin embargo, la población apenas está informada sobre las causas de los problemas de fertilidad que truncan los planes de muchas personas que sí deciden tener descendencia pero no pueden.
Además, casi ningún sistema de salud público del mundo financia las soluciones disponibles actualmente para prevenir, diagnosticar y tratar la infertilidad, por lo que las personas afectadas tienen que afrontar unos gastos elevadísimos.
¿Por qué se produce?
La infertilidad se define como una enfermedad del sistema reproductivo, femenino o masculino. Se diagnostica ante la imposibilidad de conseguir un embarazo después de mantener relaciones sexuales habituales como mínimo doce meses sin usar métodos anticonceptivos.
Sus causas son múltiples, y entre ellas se cuentan la edad (la fertilidad femenina disminuye gradualmente a partir de los 30 años); factores ambientales como el estrés, la contaminación, el consumo sustancias tóxicas o la depresión; o las infecciones de transmisión sexual, desencadenadas por diversos virus, bacterias y hongos.
Tampoco hay que olvidar los factores genéticos y las patologías derivadas de ellos. El envejecimiento de los ovarios, el daño testicular asociado a varicocele (dilatación de las venas del escroto), la endometriosis, el síndrome del ovario poliquístico o el aborto espontáneo de repetición son solo algunos ejemplos de estos trastornos que dificultan la reproducción. Y todos tienen un punto en común: la inflamación desempeña un papel muy importante.
Y aquí llega el inflamasoma
La inflamación es una respuesta inmunitaria normal de una parte de nuestro cuerpo a una herida, lesión o infección. Este proceso suele acabar al poco de producirse el daño, ya que en caso de mantenerse durante un tiempo prolongado puede ocasionarnos los inconvenientes ya conocidos de las enfermedades inflamatorias crónicas.
Hoy se sabe que mantener el equilibrio entre los mediadores que promueven y evitan la inflamación es fundamental para mantener una fertilidad efectiva.
Teniendo en cuenta las bases moleculares de todos los procesos inflamatorios que pueden afectar a nuestra capacidad de reproducirnos, la contribución del inflamasoma es la que más inadvertida ha pasado durante años. Hablamos de un complejo formado por el ensamblaje de muchas proteínas que se encuentra en el citosol, el líquido interno de nuestras células.
El inflamasoma forma parte de nuestro sistema inmunológico innato, y su función es activarse cuando reconoce señales de daño o infección e iniciar procesos inflamatorios como respuesta. Clasificado en distintos tipos según cuál sea la proteína “sensora” que identifica dichas señales, el NLRP3 es el más conocido y estudiado.
Puesto que los inflamasomas juegan un papel fundamental en la iniciación de las respuestas inflamatorias, cualquier alteración en su funcionamiento puede llevar al desarrollo de enfermedades. Y son precisamente esos desequilibrios en la actividad del NLRP3 los que se han asociado a la aparición de dolencias inflamatorias, como las anteriormente citadas, que afectan a nuestra fertilidad.
La activación excesiva de este inflamasoma produce piroptosis, un tipo de muerte celular programada en respuesta a patógenos intracelulares que genera una gran cantidad de factores proinflamatorios.
Cuando el NLRP3 “sobreactúa”
Diversos estudios han puesto de manifiesto que la “sobreactuación” del inflamasoma NLRP3 juega un papel importante en varios procesos relacionados con la reproducción, como los siguientes:
En resumen, el inflamasoma desempeña un papel fundamental en el origen de muchos trastornos inflamatorios asociados con un aumento de la infertilidad, tanto en hombres como en mujeres. Entender cómo actúan estos elementos del sistema inmunológico será esencial para buscar nuevas dianas terapéuticas y tratamientos.
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Fuente: The Conversation. Autoría:
Sylwia Dominika Tyrkalska
Investigadora Postdoctoral, Universidad de Murcia
Antonios Georgantzoglou
Especialista en Análisis de Imagen, University of Copenhagen
Carmen Álvarez Santacruz
Médico Especialista en Otorrinolaringología y Cirujana de Cabeza y Cuello, Investigadora predoctoral, Universidad de Murcia
Sergio Candel Camacho
Investigador Saavedra Fajardo, Universidad de Murcia
Victoriano Mulero Méndez
Catedrático de Biología Celular, Universidad de Murcia