De los estrógenos a la testosterona, de la insulina a la hormona del crecimiento... hay más de 50 hormonas diferentes circulando por nuestro cuerpo y una variación anormal de las mismas puede abrir la puerta a la aparición de ciertos tipos de cáncer. Desde los más conocidos, como el cáncer de mama, de próstata o de tiroides, hasta otros menos habituales, como el de ovarios, el de endometrio o ciertos tumores del aparato digestivo (en los que el papel de la insulina y la diabetes mellitus es cada vez más evidente).
En un contexto como este, los expertos de la Sociedad Italiana de Endocrinología (SIE) han llamado la atención durante el Congreso Nacional de Endocrinología Oncológica, celebrado en Siracusa, sobre la importancia de indicar estrategias de prevención, diagnóstico y tratamiento de las numerosas patologías oncológicas asociadas a alteraciones hormonales, a menudo infravaloradas.
Un estudio publicado en la revista 'Experimental Biology and Medicine', realizado en el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de Bethesda (EEUU), se adentra en el papel clave de las hormonas en el caso del cáncer de pulmón. En concreto, asegura que la diferencia de sexo en las tasas de enfermos de cáncer de pulmón está relacionada con las hormonas sexuales masculinas y femeninas y con la influencia de la terapia hormonal en las mujeres.
Los niveles hormonales fluctúan no sólo con la edad, sino también en relación con la dieta y el estilo de vida (prácticas como el consumo de alcohol, el tabaquismo, el sedentarismo, la obesidad) y deben considerarse una valiosa señal de alarma. El mal funcionamiento de la tiroides o el páncreas, el alto nivel de azúcar en la sangre, el aumento de peso y todo lo que afecta al metabolismo pueden están provocados por las hormonas y abrir el camino a la aparición del cáncer.
A pesar del extraordinario impacto en la salud, pocos conocen el papel clave de las hormonas. De hecho, la mayoría de ciudadanos no sabe cómo tratar los posibles desequilibrios hormonales del cuerpo y a qué especialista acudir. "Las hormonas son esenciales para la salud y cada día intervienen y guían todas nuestras funciones vitales. Desde el metabolismo de los alimentos hasta la función sexual, el rendimiento cognitivo o los procesos de crecimiento y desarrollo", cuenta Annamaria Colao, presidenta del SIE y directora del Departamento de Medicina Clínica y Cirugía en la Unidad de Endocrinología de la Universidad Federico II de Nápoles. "Conocer las hormonas y su importancia, pero sobre todo poner en marcha estrategias que ayuden a prevenir las numerosas enfermedades en las que hay un componente hormonal alterado, tendrá un efecto positivo en la salud de las personas", añade.
"Ahora sabemos que las hormonas también desempeñan un papel importante en la oncología", asegura Salvatore Cannavó, para después explicar el papel de las hormonas en nuestro cuerpo: "Las hormonas, producidas por nuestro sistema endocrino, viajan a través del torrente sanguíneo a los diferentes tejidos y órganos del cuerpo, a los que envían mensajes sobre cuándo y cómo realizar determinada función. Pero si hay demasiadas o muy pocas hormonas en circulación, que es lo que ocurre cuando se produce un desequilibrio hormonal en el cuerpo, se pueden producir diferentes efectos secundarios e incluso influir en el riesgo de cáncer en al menos uno de cada cuatro casos".
Por ejemplo, en las glándulas endocrinas, la glándula tiroides o el ovario pueden desarrollarse tumores tanto benignos como malignos que pueden manifestarse como una producción aumentada o disminuida de las hormonas específicas producidas por dichas glándulas. En el caso de las neoplasias benignas es más habitual una sobreproducción hormonal, mientras que cuando se trata de un tumor maligno es más frecuente que exista un déficit hormonal".
"En la relación hormona-cáncer también es crucial el hecho de que una de las muchas funciones que desempeñan las hormonas es la de la proliferación celular, es decir, la multiplicación de las células", señala el experto, "por lo que algunas de ellas, si están presentes en cantidades excesivas, pueden actuar como factores de crecimiento favoreciendo la reproducción celular desordenada y, por tanto, la aparición de determinados tumores". Dada la importancia del papel de las hormonas, sus cantidades se regulan con gran precisión, de modo que incluso pequeñas alteraciones pueden repercutir en todo el organismo. "Los niveles más altos de lo normal de hormonas sexuales, estrógenos y andrógenos, por ejemplo, pueden favorecer la aparición de cánceres de mama o de próstata", añade.
Y en el cuerpo no sólo hay hormonas producidas naturalmente por el mismo. También se pueden tomar hormonas voluntariamente a través de medicamentos recetados por un médico o, sin saberlo, a través de contaminantes del medio ambiente. "La exposición a los estrógenos puede cambiar a lo largo de la vida en función de distintos factores individuales o reproductivos, como la edad de la primera menstruación, un embarazo, el número de hijos que se tiene o el tiempo de lactancia, y como consecuencia también del estilo de vida de cada una", recuerda Annamaria Colao.
"El sobrepeso favorece también que haya un exceso de estrógenos en el cuerpo porque, sobre todo después de la menopausia, el tejido adiposo convierte ciertas moléculas precursoras producidas por las glándulas endocrinas en hormonas estrogénicas", añade. Y de nuevo la obesidad provoca una liberación excesiva de insulina y otras hormonas que pueden actuar como factores de crecimiento tumoral. Además, el consumo excesivo de alcohol y el sedentarismo pueden aumentar los niveles de estrógenos e insulina, por lo que el efecto de estos hábitos poco saludables puede contribuir al riesgo de cáncer de mama mediado por estas hormonas.
En cualquier caso también hay que recordar que las hormonas desarrollan un papel clave en muchas terapias que se aplican incluso en oncología. Así lo recuerda Cannavò: "Partiendo del hecho de que algunas hormonas favorecen el desarrollo de los tumores, se han desarrollado moléculas que contrarrestan la acción hormonal oncogénica". Un ejemplo es el tamoxifeno, un antiestrógeno que imita en parte la acción de los estrógenos, pero que consigue el efecto contrario, es decir, proteger contra el cáncer de mama y su recaída.
En algunos cánceres, como el de mama o el de próstata, el tratamiento hormonal con antagonistas es, por tanto, una piedra angular de la profilaxis y el tratamiento.
Asimismo, hay otros fármacos de origen hormonal que se toman como terapia de sustitución en casos de deficiencia patológica (por ejemplo, la hormona del crecimiento GH en caso de baja estatura por deficiencia hormonal) o tras la extirpación quirúrgica de la glándula (por ejemplo, la glándula tiroides, extirpada por tener un gran bocio o por ser hiperfuncionante), o para tratar los síntomas de la menopausia o con fines anticonceptivos. "En todos estos casos, los riesgos y los beneficios deben ser sopesados cada vez por los especialistas, endocrinólogos en primera línea, porque, algunos tratamientos hormonales pueden representar factores de riesgo para la aparición de tumores", concluye Cannavò.
Fuente: El Mundo