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El acelerador lineal financiado por la Fundación Amancio Ortega llegó al Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza el 21 de marzo, solo una semana después de decretar el estado de alarma. La crisis del coronavirus obligó a dejar el equipo en cajas a la espera de llevar a cabo el montaje, que se retomó el lunes. Esta máquina, que se suma a las dos que ya existen en el centro sanitario, se instala en un búnker acondicionado en la planta -1. Con este aparato, la Unidad Multihospitalaria de Oncología Radioterápica de Aragón, que aúna los servicios del Clínico y el Servet, contará con seis aceleradores para ofrecer tratamientos de radioterapia a pacientes con cáncer.
La nueva máquina, que ha costado 2,7 millones, se sufragará a través de la donación de los casi 10 millones de euros que la Fundación Amancio Ortega ha hecho a Aragón. En total, son 48 los nuevos equipos que se han distribuido por los diferentes centros sanitarios de la Comunidad. Esta compleja tecnología llegó al Servet en un camión procedente de Holanda, donde se almacenaba tras ser fabricada bajo demanda en Londres. La empresa Elekta apenas pudo adelantar el montaje por el estado de alarma, que ahora se han reanudado. Se espera que la primera fase concluya en unos días y después habrá que comenzar con la segunda, para lo que se requerirá contar con los permisos del Consejo de Seguridad Nuclear.
Este organismo tiene también a sus trabajadores bajo limitaciones laborales por la crisis sanitaria y no ha dado todavía respuesta al expediente completo que se le remitió desde el hospital. En cuanto toda la tecnología esté montada y se disponga de las autorizaciones del Consejo de Seguridad Nuclear, el servicio de Física y Protección Radiológica del Hospital Miguel Servet iniciará el periodo de calibraciones, que tiene una duración media de unos dos meses en circunstancias normales. Este complejo proceso se realizará gracias al trabajo conjunto de un equipo multidisciplinar compuesto por físicos, químicos o ingenieros.
La Unidad Multihospitalaria de Oncología Radioterápica de Aragón ha seguido funcionando durante la pandemia, aunque extremando las medidas de higiene y de distancia para preservar la seguridad del paciente. El servicio atiende de lunes a viernes desde las 8.00 a las 22.00 a unas 230 personas, entre los cinco aparatos repartidos en ambos centros. Los sábados funciona de 8.00 a 15.00. La media es de tres pacientes por hora, en lugar de los cuatro habituales, para limpiar los aparatos y evitar que coincidan pacientes en las salas de espera.
Este será el equipo más avanzado, para aquellos tratamientos que requieran décimas de milímetro de precisión. José Antonio Font Gómez, jefe del Servicio de Física y Protección Radiológica del Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza, reconoció que la pandemia ha provocado, al menos, tres meses de retraso. Según adelantó, cuando esté la fase 2, quedarán por delante dos meses de pruebas y verificaciones para comprobar que todo el equipo funciona correctamente.
Un búnker protegido por muros de dos metros de hormigón
Las obras para adecuar el espacio en el que se está instalando el nuevo acelerador lineal en el Hospital Miguel Servet comenzaron el 18 de noviembre de 2019. Los trabajos se realizaron desde la calle para evitar el paso de operarios y material por las instalaciones sanitarias.
Parte de la donación de Amancio Ortega, en concreto unos 700.000 euros, se destinó a acondicionar una sala que, desde hace años, funcionaba como almacén y que en la década de los 80 del siglo pasado albergó el primer acelerador del Aragón y uno de los primeros de España. Fue necesario, según recordó José Antonio Font, jefe del Servicio de Física y Protección Radiológica del Hospital Universitario Miguel Servet, emplear hasta cinco hormigoneras para recubrir las paredes y el techo de la sala en la que está instalado el acelerador con dos metros de este material. Además, se ha colocado una gran puerta de apertura automática, que pesa más de 4.000 kilos, y que incluye una gruesa capa de plomo. Los trabajos de adaptación del búnker se prolongaron durante los cuatro meses previstos inicialmente.