La pandemia no da respiro a los hospitales aragoneses. Desde hace tres semanas, los pacientes con coronavirus ocupan entre 350 y 400 camas, entre los que están ingresados en planta y los que tienen que entrar en la UCI. Una cifra que oscila, pero que ni termina de subir ni termina de bajar, y que se mantiene en un nivel alto que hace las alarmas sigan encendidas, a pesar de que esté aún lejos de las dos últimas olas: en enero se rozaron los 800 hospitalizados y en octubre se rebasaron los 1.000, más del doble que ahora en ambos casos.
Pese a ello, preocupa la evolución de las UCI. En esta nueva oleada de la covid, el peso que están teniendo los enfermos en cuidados intensivos dentro del total de ingresados está siendo superior. En otros momentos de la pandemia, durante las épocas más duras de contagios había muchos ingresos en planta y pocos en UCI (siempre hablando en proporción). En las épocas ‘valle’ de contagios, pasaba lo contrario: el peso que tenían los enfermos en cuidados intensivos era alto, en proporción, ya que su estancia se prolongaba durante más tiempo, mientras que en planta se iban dando altas con agilidad.
Ahora, la tendencia ha variado. A pesar de estar en un punto alto de contagios, el peso de las UCI dentro del total de hospitalizados está creciendo. La ratio que resulta de dividir la primera cifra entre la segunda era de 0,15 a principios de abril, y un mes después es de 0,20. Dicho de otro modo, actualmente hay 69 pacientes en UCI por 304 en planta; hace 20 días de abril, con ese mismo número de enfermos en planta, había 49 en UCI (casi un 30% menos que ahora).
Desde la UCI del Royo Villanova de Zaragoza, la médico intensivista Elena Campos observa que ahora se ven “pacientes más jóvenes” que tienen “una estancia más larga”, ya que llegan con “menos antecedentes” y “resisten mejor”. Así, los casos de enfermos que tienen que permanecer más de dos meses en una cama de cuidados intensivos ya no son excepcionales. En los cuidados intensivos de este centro hospitalario observan que esta ola “no es tan intensa como las anteriores”, pero se mantienen alerta por este nuevo perfil y por un posible crecimiento de los contagios.
En planta también han notado esa variación del paciente-tipo. Juan Jiménez-Muro, jefe de medicina interna del Hospital Provincial, dice que los enfermos “son más jóvenes” porque “los mayores están en su mayoría vacunados”. Aunque se dan casos de personas que han recibido sus dos dosis, que se han contagiado y que han acabado en el hospital, se trata de casos muy puntuales. Ahora, la situación en este centro es buena, con todas las precauciones que exige esta crisis sanitaria. “A nosotros se nos llenan las camas por rebosamiento de otros hospitales, y de momento no nos está llegando”, apunta Jiménez-Muro, quien observa que la pandemia se encuentra ahora mismo “en una fase intermedia” en Aragón, en la que “no se sabe por dónde va a tirar”.
La explicación a este ‘rejuvenecimiento’ de los hospitalizados está en los contagios. Según los datos oficiales, recopilados por el epidemiólogo veterinario Nacho de Blas, la edad media de los infectados ha descendido notablemente en los últimos meses. En diciembre, superaba los 48 años de media, cuando ahora está en torno a los 39.
Por franjas de edad, el grupo de 15 a 24 años es desde hace semanas el que sufre una mayor incidencia de contagios, muy por delante del resto. En el extremo contrario, los mayores de 75 años son los que tienen una tasa de contagios más baja, también con una importante diferencia con respecto a los otros grupos de población.