Valeria Grazú, seleccionada para participar en el programa de asesoramiento del Consejo Europeo de Innovación EIC WOMEN
20 mayo, 2022El virus de la viruela del mono es un viejo conocido
23 mayo, 2022Elena Atrián Blasco (Zaragoza, 1988). Doctora en Química Inorgánica. Asistirá el próximo mes de junio a la Reunión Lindau de los Premios Nobel.
En junio asistirá a una cita a la que cualquiera querría ir, la Reunión Lindau de los Premios Nobel.
Todo surgió hace dos años. Disfruto de una beca Marie Curie desde 2019 en el INMA (Instituto de Nanociencia y Materiales de Aragon). Salieron las convocatorias para acudir a estas reuniones con los Premios Nobel y como mi supervisor de la beca, Scott Mitchell, había participado en una edición anterior de la reunión, nos animó.
Usted es la única aragonesa en esta cita de tanto pedigrí.
Hay más españoles. Aragoneses trabajando en Aragón, creo que soy la única. En cuanto a las reuniones, consisten en distintas actividades: desde clases magistrales de los Premios Nobel, comidas y desayunos con los Nobel en los que estaremos 10 o 12 investigadores jóvenes para poder charlar, paneles de discusión, paseos científicos con los Nobel. También hay un concierto y un crucero por el Lago Constanza.
Al crucero por el Lago Constanza valdría la pena ir hasta sin los Premios Nobel…
¡Ja, ja, ja! Desde luego, es precioso. Yo volaré hasta Zúrich y después tomaré el tren hasta Lindau. Además, estaré con gente de muchos países. Trabajar en un ambiente multicultural y multidisciplinar me encanta. La beca que tenía era de dos años y ahora me encuentro con una extensión que me ha facilitado el CSIC.
Lo suyo es la química inorgánica relacionada con la biología.
Exacto. He desarrollado proyectos relacionados con los metales y la biología: desde los complejos de oro para luchar contra el cáncer, en el ISQCH de Zaragoza; en Toulouse, en un proyecto sobre el papel de los iones metálicos en el desarrollo del alzheimer; y ahora investigo compuestos metálicos de base inorgánica que tengan actividad antibacteriana, sobre todo para evitar la formación de biofilm o biopelículas en superficie.
¿Por ejemplo?
La placa bacteriana dental que causa la caries. También, en superficies como implantes médicos.
¿Es cierto que también hay bacterias beneficiosas?
Claro. También podemos tener biofilm benigno y protector en los dientes, los intestinos, la piel, siempre que las bacterias que lo formen no causen enfermedad.
¿Cuántas bacterias puede haber?
Millones y millones. Muchas más de las que nos imaginamos. Es un mundo microscópico al que es difícil hacerse a la idea. Una muestra que tengamos en el laboratorio, que puede ser pequeña en volumen, supone millones y trillones de bacterias. Utilizamos el microscopio electrónico de barrido. Con él conseguimos unos aumentos muy grandes. Una bacteria mide entre 1 y 2 micrómetros. Un micrómetro son mil nanómetros. Un nanómetro es la millonésina parte de un milímetro.
Un millón de nanómetros es un milímetro, por tanto.
Así es. El impacto de la Nanociencia en la investigación es impresionante. No nos va a dejar de sorprender en mucho tiempo, pues las características físicas y químicas de los materiales cambian mucho en esta dimensión.
Esta semana se habla en todos los medios de la viruela del mono. Usted que va a estar cerca de los Nobel, ¿intuye algún futuro Premio Nobel centrado en las infecciones como un riesgo global del mundo?
No me atrevo a opinar de lo que desconozco.
¿Y sobre la próxima pandemia?
Ahí sí opino. Intuyo que la próxima pandemia será sobre las bacterias resistentes a antibióticos.