Beatriz Parejo Alonso (Barcelona, 1987) camina por el puente de los Cantautores, en el Parque Grande José Antonio Labordeta de Zaragoza. Trabaja en el cercano Hospital Miguel Servet, tal y como delata la identificación que cuelga de su blusa. En el interior de la mochila que carga lleva la bata doblada, en la misma que guarda la pipeta, una herramienta que utiliza a diario para investigar en el cáncer de páncreas. De un lateral asoma un bate y junto a los útiles del laboratorio se esconde un guante que abraza una bola. También es deportista: pertenece a la Selección Española de Sótfbol, un deporte que guarda similitudes con el béisbol. El ruidito que insiste en cada paso son sus medallas, logros europeos traducidos en joyas de metal. Ambos, tanto el deporte como el tipo de cáncer, son "muy desconocidos", considera que en eso se parecen.
Esta catalana, que reside en la capital aragonesa desde hace tres años, vive entre el diamante -el campo donde se juega- y el laboratorio -en el que intenta pulir los ángulos más afilados de esta enfermedad-. El 90% de los pacientes de cáncer de páncreas fallece al año de haberle diagnosticado la patología, recuerda. "Es un cáncer muy agresivo que presenta unos síntomas inespecíficos en etapas tempranas. De hecho, cuando se está desarrollando no se manifiesta, entonces no se puede diagnosticar", explica Parejo Alonso. La joven científica forma parte de un grupo de investigación del Instituto de Investigación Sanitario de Aragón (ISS Aragón), liderado por la doctora Patricia Sancho y financiado por la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) y la Wordwide Cancer Research.
"Necesitamos visibilizar el cáncer de páncreas para que la gente se conciencie de que es un cáncer asociado tanto a mutaciones genéticas como a factores ambientales y que cada vez se está presentando más en la población -añade Beatriz-. Se necesita investigar para encontrar terapias más efectivas". No obstante, esta investigación tiene fecha de caducidad en estos momentos, ya que el futuro del 25% del equipo está en el aire.
- Ahora mi contrato se termina y estoy involucrada en un proyecto, que forma parte de mi tesis doctoral, que ha descubierto que existen unas subpoblaciones de células del cáncer de páncreas que son más agresivas. Son estas las que resisten a la quimioterapia, las que forman las metástasis y las que provocan las recidivas, es decir, que después del tratamiento el tumor, aunque haya menguado o desaparecido, vuelve a crecer por estas células. Entonces, hemos visto que estas unidades tienen unas características metabólicas especiales respecto a las otras del tumor: acumulan grasa en el interior, la que utilizan como fuente de alimento cuando quieren migran a otro órgano.
Beatriz lamenta que, si no se extiende su contrato, la investigación queda "paralizada". Han encontrado fondos que subvencionan materiales, como reactivos, pero no personal que realice experimentos, analice las estadísticas y siga con los avances conseguidos.
Nuestra estrategia es testar fármacos, que ya están aprobados para uso clínico para otras enfermedades, con lo que se ahorran muchos años en comprobar su seguridad en personas. Estamos viendo que algunos funcionan. De esta forma, podemos bloquear dos cosas: que las células tan agresivas incorporen grasa o que los coman pero que el uso esté bloqueado y que la célula mueran por un fallo energético.
En la plataforma Precipita, dependiente del Ministerio de Ciencia e Innovación que permite promocionar campañas de micromecenazgo, han encontrado una esperanza que se agota en un mes. 21.500 euros es su objetivo, del que ya han conseguido una parte gracias a las colaboraciones altruistas y de iniciativas. Como la donación de la Federación Catalana de Sóftbol que donó regalos que han rifado, de la Tolosana o el 'merchandising' que van a vender, como mascarillas o portamascarillas.