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13 julio, 2020El científico zaragozano Jorge Júlvez colabora en un proyecto con la universidad de Cambridge.
Entre la desescalada y los rebrotes, la ciencia continúa en su pugna contra el ácido nucleico envuelto en un lípido y rodeado (o coronado) por proteínas. Algunos luchan contra la covid hasta con las armas de las matemáticas, como Jorge Júlvez, investigador del I3A (Instituto de Investigación en Ingeniería de Aragón).
Pelear contra el maldito virus con una calculadora, no sé yo…
Además de la medicina, también se puede combatir el coronavirus desde las matemáticas. Si quiere, le cuento…
A eso he venido.
Trabajamos desde la Universidad de Zaragoza con la de Cambridge. El proyecto en inglés sería un nombre largo. En español, algo así como ‘Análisis del impacto del coronavirus en el comportamiento celular’. Yo estuve cuatro años en Cambridge en el Departamento de Bioquímica, aunque mi formación es de ingeniero informático.
Buena mezcla, bioquímica e informática.
Estudiando el análisis de redes dinámicas, vi que se estaba empezando a aplicar la teoría de redes a sistemas biológicos. Por ejemplo, en una factoría, los coches entran y se distribuyen, se ensamblan distintas partes, se almacenan otras, y al final aparece el coche, el producto. Si haces un esquema, se obtiene una red que describe el comportamiento de la fábrica. En las células también hay redes. No son coches, son moléculas.
Le entiendo el símil.
Las moléculas que entran en la célula (glucosa, nutrientes…) se descomponen, se ensamblan y unen con otro tipo de moléculas, se distribuyen. Con este mecanismo, se realizan las reacciones químicas vitales: respiración celular, metabolismo, producción de proteínas… Se puede hacer un esquema o red que represente el comportamiento de la célula. Es lo que los matemáticos, informáticos e ingenieros analizamos para predecir la reacción de la célula a diferentes estímulos.
¿Qué ocurre cuando un virus aparece en escena?
Cuando el virus infecta a la célula, distorsiona drásticamente esta red de reacciones. El virus secuestra, se aprovecha de las reacciones de la red, roba los recursos de la célula para replicarse.
Entonces, ¿el virus es un ladrón?
Un ladrón y un asesino, porque la célula muere cuando le quita todos sus recursos, no dejándole desarrollar sus funciones.
Maldito virus.
Cuando la célula muere, los virus se liberan e infectan a otras células. Los virus por sí mismos no son nada: ni comen, ni beben… Son entes inertes. No se pueden reproducir por sí solos. Esto ocurre con todos los virus, no solo con el coronavirus. Nosotros estudiamos cómo afecta el virus a la red de reacciones de la célula. Queremos ver cómo modifica el virus la red e identificar en qué reacciones debería actuar un posible fármaco para bloquear al virus, para que no se pueda replicar y así la célula pueda seguir realizando sus funciones.
¿Toda esta estrategia se teje en Zaragoza?
En Zaragoza estudiamos la parte informática, concretamente con el investigador Álex Oarga. En Inglaterra, en Cambridge, se centran en la parte biológica. Desde allí me llamó Bridget Bannerman para que desarrollara la parte matemática desde este proyecto.
¿Me deja que califique la idea de fascinante?
Sin calificativos, sería algo así como identificar aquellas reacciones que puedan ser las dianas en las que se debe centrar el fármaco. Estamos disparando al coronavirus con un ordenador...
¿Atinaremos pronto en la diana?
Aunque nos moleste llevar la mascarilla, aunque ya dé la sensación de que llevamos mucho tiempo con el coronavirus, aunque estemos hartos de tantas cosas, le aseguro que cuatro meses es muy poco tiempo en el calendario de la investigación. Y que jamás se ha investigado tanto en tan poco tiempo. Y ya se ha avanzado muchísimo. Nosotros seguiremos investigando desde Zaragoza.