La inmunoterapia, que prepara al individuo para que él mismo luche contra una enfermedad, es “la gran revolución” en el campo de la oncología y “curará el cáncer”, según aseguran expertos en oncología que destacan que este tipo de terapia ofrece “resultados positivos prácticamente en todo”.
Así lo ha afirmado en los Diálogos EFE Salud sobre Cáncer de Mama el especialista en oncología médica de Quirónsalud Torrevieja Joseba Rebollo, quien ha mostrado su confianza en que "la inmunoterapia curará el cáncer", una afirmación que puede sonar "un poco atrevida", aunque tiene "la convicción de que, de hecho, ya lo está haciendo”.
Rebollo ha explicado que "hay apuestas de la industria y hay desarrollo de investigación" con "resultados palpables", especialmente en los "tipos más agresivos de tumor sin tanto recurso terapéutico".
El oncólogo ha manifestado que la inmunoterapia exige “no solo conocer el tumor, sino conocer al paciente y ver cómo interacciona con el tumor”, por lo que, a través de mecanismos como los biomarcadores, que también se pueden manipular, es posible conseguir "que la inmunidad del paciente se vuelva agresiva contra ese tumor, hacerle reconocer que eso es algo contra lo que hay que luchar”.
En el encuentro se han abordado algunos de los avances en los tratamientos contra el cáncer de mama, una enfermedad que se diagnostica a más de 32.000 mujeres cada año en España y que afecta a casi el 20% de la población femenina.
Entre estos avances, los expertos han destacado la radioterapia intraoperatoria, que consiste en que, durante la misma operación en la que se extirpa la mayor parte posible del tumor, se irradia la parte colindante, lo cual permite la misma efectividad que la radioterapia externa, aunque sin efectos secundarios.
La especialista en Oncología Radioterápica de Quironsalud Salud Torrevieja Rosa Cañón ha explicado que la radioterapia intraoperatoria se aplica durante la intervención tras la extirpación del tumor de la mamá y el estudio del ganglio centinela, y trata solo la mama próxima al tumor extirpado, que es la de mayor riesgo, evitando la irradiación, por ejemplo, de la piel que no tendrá efectos secundarios.
Ha añadido que "tan solo se prolonga unos 30 minutos la cirugía y se suprime la necesidad de acudir 20-30 días a recibir el tratamiento convencional de radioterapia externa, lo que redunda en una gran mejora en calidad de vida”.