Hemos pasado de tener un caso de coronavirus a no tenerlo en apenas 24 horas. ¿Cómo recibió la noticia de Madrid?
Me produce alegría por la joven.
¿Las administraciones sanitarias sucumben a la presión social y se adelantan en la comunicación?
Hay mucha presión dentro y fuera del sistema, incluso desde los medios de comunicación, que no quiero decir que tengan la culpa. La reflexión, quizás, tiene que ser compartida. Si ayer no hubiéramos comunicado el caso, ¿cómo se hubiera interpretado? Habíamos asumido un compromiso de transparencia. Sabiendo y asumiendo que podíamos tener el riesgo de que diera falso positivo, sigo pensando que lo más razonable es lo que hemos hecho.
¿Son comunes los falsos positivos?
Lo que ha pasado es muy improbable. La probabilidad de falsos positivos es muy pequeña. Cada vez las pruebas son más fiables, pero también es verdad que esta ha salido en el último mes.
¿Actuaría de otra manera?
Desde un punto de vista técnico, de salud, volvería hacer lo que hicimos. Prefiero tener 24 horas a una persona en aislamiento y al día siguiente, corregir. Lo hemos hecho en otras intervenciones preventivas. Y desde el punto de vista de comunicación, hay un compromiso del Gobierno de transparencia. Haremos lo mismo. Cuando creamos que hay un positivo, informaremos.
¿Cómo vive un director general de Salud Pública una crisis como la del coronavirus?
Con ventajas y desventajas porque no es la primera. Además de experiencia en la gestión, quizás tenga la óptica de saber relativizar con más facilidad. Aunque las crisis siempre son crisis. Nos obligan a dedicar una parte de los recursos a ellas y generan tensión en el sistema sanitario.
Desde que apareció el primer caso en España, ¿cree que las autoridades sanitarias están actuando bien?
Imagino que habrá cosas mejorables, pero en grandes líneas hemos respondido bien. Si tenemos algún debe, es en el ámbito de la comunicación a la vista de lo que la población percibe. No han llegado bien nuestros mensajes a la hora de transmitir que es un virus nuevo, hay que ser serios, pero no es una plaga que va a acabar con nuestra civilización. Es una enfermedad respiratoria transmisible que puede tener impactos sociales y sanitarios importantes, más atribuibles al miedo que a la enfermedad en sí.
Y también económicos, ¿no?
El impacto será más social y económico que sanitario, pero lo que repercute en lo social y económico lo termina haciendo en la salud.
Pero las pandemias o enfermedades infecciosas no afectan a todos los países por igual.
¿Cree que Covid 2019 hubiera sido diferente si no hubiera empezado en China?
Puede, porque es un país muy receptor a la producción de países desarrollados y muy productor de materias primas de las que nos abastecemos.
¿No hay cierta contradicción en los mensajes? A la vez que nos dicen que no hay que preocuparse se aísla a la gente.
Cuando una enfermedad empieza, lo primero que se intenta es contenerla, porque no sabemos cómo se va a comportar. Es un germen que desconoces y la contención es importante te permite identificar lo que está pasando… Aprendes a conocer el virus y la enfermedad. Nos permite saber si podemos poner barreras y que la enfermedad se quede en un sitio. En ese sentido, hay casos de éxito y de fracaso. El virus Sars de 2002, que causó un centenar de casos y por el que murió gente, se contuvo y desapareció. Solo está en los laboratorios de investigación.