La sexta ola no da respiro a los profesionales de Atención Primaria, donde cada día se hacen unas 5.000 pruebas diagnósticas. Una presión asistencial que, gracias a los efectos de la vacunación, no se ha trasladado todavía a los hospitales, donde en estos momentos hay 118 pacientes ingresados por coronavirus. "Si la tasa de contagios que hay ahora –con unos 1.000 diarios– nos hubiera cogido sin la vacuna, estaríamos desbordados", reconoció Joaquín Costán, director médico del Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa de Zaragoza.
Por ello, recalcó, la importancia de recibir la pauta completa y de extremar todas las medidas de prevención, con el objetivo de que los casos detectados, principalmente en gente joven, no se trasladen a la población de riesgo. De momento, la mayor parte de las personas que llegan al hospital son menores de 50 años, con cuadros "más leves" y que "no precisan ingreso". "Hace dos jornadas –ejemplificó– tuvimos cuatro ingresos, pero en el pico de las anteriores olas se llegó a 20 o 25 diarios".
En todo caso –puntualizó– el porcentaje de pacientes inoculados, con pauta completa, que han precisado de ingreso es "anecdótico". En este sentido, recordó que ninguna fórmula, de ninguna patología, da un 100% de inmunidad. Aun así, abogó por estudiar individualmente cada uno de los casos que se detecten de pacientes con pauta completa que se contagian y son ingresados para ver por qué se ha producido "esa brecha en la vacuna".
Entre otras cuestiones, recordó que hay personas mayores que ya hace más de medio año que recibieron las dos dosis, por lo que "se puede ir perdiendo efectividad". Por ello, "es muy importante que la tasa de infección baje mucho entre la población". "A más infectados, más personas con edad proclive de ingresar habrá contagiadas", recalcó, al tiempo que recordó que no se ha llegado al 100% de protección en ningún grupo de edad. Los más vulnerables –por encima de 70 años– han superado el 90%; pero en el resto va bajando lentamente. "Hay que intentar que todos lo hagan. El último estudio estatal sobre la campaña en las residencias –los primeros espacios a los que llegaron las dosis– demostró que se salvaron más de 4.000 vidas en cuatro meses", remarcó.
Una premisa fundamental para valorar lo positivo de la inyección. Y más cuando la variante delta se convierte en predominante en la comunidad aragonesa: "Las nuevas variantes tienen esa triquiñuela de que la eficacia de las vacunas puede bajar un poco". Por ello, animó a vacunarse, ya que para lograr la tan ansiada inmunidad de rebaño quizás en lugar de necesitar un 70% de la población inmunizada es necesario un poco más, cercano al 80%.
En las últimas horas los ingresos hospitalarios en Aragón han aumentado de 108 a 118. El repunte se ha notado especialmente en Huesca, la provincia con mayor incidencia acumulada del covid en la Comunidad. El San Jorge ha pasado de cinco a nueve pacientes y el de Barbastro, de cinco a seis. Sin embargo, la verdadera presión se sigue viviendo en la Atención Primaria. Para relajarla, los profesionales del Alto Aragón reclaman aliviar la carga de vacunación de los centros de salud hacia los espacios habilitados al efecto, y proponen la apertura en horario de tarde e incluso los fines de semana para absorber la demanda.
El de Los Olivos administra a diario unas 200 vacunas, en tres turnos durante la mañana, que restan enfermeras para realizar los rastreos, ahora que la tasa está disparada. Ramón Boria, médico de este centro y delegado del sindicato Cemsatse, afirmó que con personal de vacaciones, sin rastreadores y un aluvión de positivos, la sobrecarga es brutal, "y además hay que poner las vacunas". "Echaron a los rastreadores y ahora nosotros tenemos que llamar a los positivos (suman 186 casos desde el 1 de julio), hacer el seguimiento, dar instrucciones, rastrear los contactos, poner las cuarentenas, hacer y repetir las pruebas... y atender al resto de pacientes al haber vuelto a las consultas presenciales", explicó. Por ello, se ha pedido a la Administración que vacune por la tarde y fines de semana en centros como el habilitado en la sede de la asociación de vecinos San Lorenzo de la capital oscense.
Coincidió con él el presidente del Colegio de Médicos de Huesca, José Borrel, quien se quejó de la falta de sustitutos para cubrir las vacaciones y planteó que, de forma "voluntaria y retribuida", se pueda disponer personal para ampliar el horario de vacunación, "con turnos más amplios mientras haya dosis para acelerar el proceso". "Tenemos poco personal y mucho se está dedicando a la vacunación y a la vez hacen el seguimiento de positivos y sus contactos, y así, me temo, estaremos todo el verano", señaló.
Borrel denunció el "colapso absoluto" de los centros de salud, donde la situación es "muy complicada", y puso como ejemplo las colas a las puertas de ambulatorios como el de Pirineos, donde está el Punto de Atención Continuada que atiende las urgencias en la ciudad de Huesca. Además, han tenido que volver a cerrar consultorios locales para concentrar la tarea, "porque refuerzos no hay y el trabajo se tiene que repartir", por no mencionar, añadió, el aumento de trabajo en los centros rurales en la temporada turística.