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6 octubre, 2020Fue uno de los 239 firmantes de la carta que urgía a la OMS a reconocer que el coronavirus se transmite por vía aérea y no solo por gotas o superficies. "No hacerlo es un tremendo error –asegura– y la gente no sabe cómo protegerse". La física de aerosoles no deja lugar a dudas para los especialistas en este campo, como este investigador zaragozano. Por eso aconseja hacer un esfuerzo social por realizar actividades al aire libre todos los días que se pueda, ventilar continuamente oficinas y escuelas y dedicar diez minutos a comprobar si ajusta bien la mascarilla.
El investigador zaragozano José Luis Jiménez, prrofesor en la Universidad de Colorado en Boulder (EE. UU.), ha participado en la carta publicada ayer en ‘Science’ y que resume las conclusiones de un taller realizado por las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería, y Medicina de Estados Unidos en el que se vio que "la evidencia sobre la transmisión por aerosoles del SARS-CoV-2 es abrumadora".
No cesa de comunicarlo por tierra, mar, aire y Twitter. ¿Qué importancia tienen los aerosoles en la transmisión del coronavirus?
Es una enfermedad que se transmite principalmente por el aire y la mayoría de los contagios (por lo menos el 75%) se producen por inhalación de aerosoles, partículas infectadas que flotan en el aire y que respiramos.
"Por lo menos el 75% de los contagios es por inhalación de aerosoles infectados que flotan en el aire"
¿Cómo se produce ese contagio por aerosoles?
El virus sale al aire en una pelota mucho más grande de saliva o fluido respiratorio. Los aerosoles flotan en el aire y te infectan cuando los respiras. Se sabe que, cuando respiramos, salen pocas partículas respiratorias. Lo que realmente hace que salgan muchas es que hablemos, por la vibración de las cuerdas vocales y la pronunciación.
"Vemos a los políticos que se quitan la mascarilla para hablar y es al revés, es cuando se la tendrían que poner, sobre todo si van a hablar fuerte o gritar. Al hablar, se expulsan 10 veces más aerosoles que al respirar. Al gritar o cantar, 50 veces más"
El sitio más fácil para contagiarse es un coro en un sitio cerrado. O un bar con mucha gente y música muy fuerte donde hay que gritar. Sería buena idea viajar en silencio en los trenes.
Sin embargo, la OMS no reconoce que sea la principal vía de contagio de esta enfermedad.
No entienden la evidencia de aerosoles. Es una reticencia histórica. Piensan que el contagio cercano lo explican las gotas balísticas de saliva o fluido respiratorio que, cuando uno habla, tose o estornuda, caen al suelo, por lo que con distanciarse basta. Pero es un error basado en ciencia del siglo XIX. Los físicos de aerosoles sabemos que no es así como funciona. Cuando uno se aleja, la razón por la que no se contagia es porque los aerosoles se dispersan en el aire: es igual que si tú estás al lado de un fumador que está exhalando humo, el humo está muy concentrado y lo respiras; y si te vas alejando, cada vez respiras menos humo. Muchos médicos llevan 110 años negando que las enfermedades se transmiten por el aire. Solo lo admiten en las muy contagiosas, como el sarampión o la varicela. Para ellos, lo que demuestra que el SARS-CoV-2 no va por el aire es que no es muy contagioso. Y esto no tiene pies ni cabeza. El borrador que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) colgaron hace unos días en internet y luego retiraron dice exactamente lo que digo, pero son organizaciones complejas y con presiones.
"Cuando compartes directamente el aire en una habitación, ya no hay ninguna distancia segura"
¿Qué evidencia tenemos?
El físico Richard Feynman decía: "Si algo no está de acuerdo con los experimentos, es erróneo. Da igual quién lo diga o cuántos años lo lleven pensando". Las gotas no están de acuerdo con la física, con las simulaciones, no pueden explicar que haya tantos contagios en interiores y tan pocos fuera. Hay una base de datos con más de mil de casos de superpropagación –cuando una persona contagia a muchas– y solo hay un caso en exterior. Hay que enfocar el esfuerzo en interiores. Cuando compartes directamente el aire en una habitación, ya no hay ninguna distancia segura. Nuestro grupo ha estudiado el caso de superpropagación del coro de Skagit Valley, en Estados Unidos, que son imposibles de explicar por gotas, solo se explican por aerosoles.
¿Qué ocurrió en aquel coro?
Es el caso más extremo que hemos estudiado. Tras dos horas y media cantando en una habitación cerrada, había una persona infectada y se contagiaron 52 de 60. Una de las personas contagiadas estaba 14 m por detrás del foco de la infección. Otros, a 8, a 10 m. El aire estaba atrapado en la habitación dando vueltas mientras todos cantaban y todos inhalaron los aerosoles que exhalaba la persona infectada.
¿Se hubiera podido evitar?
Para reducir el riesgo de contagio hay que hacer capas de protección: las simulaciones indican que si se hubieran puesto mascarillas, hubieran ensayado la mitad de tiempo y hubieran ventilado o filtrado el aire, en lugar de 52 se hubieran contagiado 5. Y si el ensayo se hubiera hecho al aire libre, pensamos que no se hubiera contagiado nadie. Afuera los aerosoles se dispersan en el aire.