El Salud previó cerrar 500 camas en agosto, pero el coronavirus no ha dado tregua.
Esta planificación inicial que se hizo en primavera ha ido evolucionando y adecuando a la disponibilidad de camas y profesionales para atender a los pacientes. Ahora, sobre todo los hospitales grandes de Zaragoza, tienen prácticamente todo abierto.
¿Está siendo un mal verano para planificar los recursos?
Es un mal año. Y así seguirá, porque la evolución de la pandemia nos depara sorpresas, habitualmente desagradables. Los datos en agosto son de una incidencia muy alta y eso nos dificulta la planificación de la actividad habitual de los profesionales.
¿Cómo están los hospitales?
Ahora mismo, los que soportan más presión son los de Zaragoza capital, más por la situación en las ucis que por el volumen de ocupación de camas en planta. Y el Clínico es el que está más tensionado, porque además los casos se están agrupando en el barrio de Las Delicias y en general en las zonas urbanas que corresponden al sector III, el de este hospital.
¿La presión llega a las ucis?
Lo esperable es que si aumenta la incidencia, aumenten los ingresos hospitalarios. Afortunadamente, ahora estamos en un periodo de meseta con cierta tendencia a la baja y esperamos que eso se traduzca también en menos ingresos y que, por lo tanto, la situación de tensión en las camas hospitalarias que está habiendo ahora se pueda reducir o aliviar en las próximas semanas.
¿Hay riesgo de colapso?
No, yo creo que no. De hecho, hay margen en los hospitales. Evidentemente, hay saturación porque una parte importante de los profesionales están de merecidas vacaciones. Y lo mismo pasa en Atención Primaria. Intentamos que se respete lo máximo posible el descanso del personal.
¿Preocupa la falta de sanitarios?
Sí. Hasta ahora habíamos vivido situaciones puntuales de no poder cubrir las sustituciones de verano. Sin embargo, este año está siendo muy complicado, por el periodo estival y el personal que está de baja o que no puede trabajar atendiendo a pacientes de riesgo. Las bolsas, sobre todo de médicos y enfermeros, están vacías.
Los médicos de Atención Primaria alertan de la situación límite de los centros de salud.
Son la puerta de entrada al sistema sanitario, soportan la mayor parte de la carga asistencial inicial de los pacientes y llevan trabajando al límite desde el principio de la pandemia. A su labor normal se le añade la necesidad de hacer vigilancia epidemiológica y seguimiento de casos y contactos y hace que estén más saturados.
¿Qué capacidad diagnóstica tienen para pruebas PCR?
Seguimos incorporando nuevos aparatos y técnicas y si ahora nuestra capacidad máxima con recursos propios nos permite hacer unas 4.000 PCR al día la previsión es ir incrementando esas cifras, de manera que en septiembre podamos alcanzar las 5.000 o 6.000. Y si hay que seguir incrementando la capacidad, veremos las posibilidades técnicas que existen.
¿Cómo está el plan para reducir la lista de espera quirúrgica?
Empezamos a trabajar a principios de julio y ahora la estamos rehaciendo y renovando. Es difícil planificar en una situación que va evolucionando día a día.
¿Cuáles son las líneas generales?
Sobre todo, la productividad de recursos propios, como el uso adecuado de quirófanos, su apertura en horario de tarde, la cirugía mayor ambulatoria... Cuando estas medidas no son suficientes recurrimos a los centros privados. La pandemia dejó pendiente el convenio con la MAZ, que esperamos firmar este año.
¿La DGA potenciará la Salud Mental en la era post-covid?
Es una de las prioridades que tenemos desde hace años en asistencia sanitaria porque ha sufrido un importante grado de desatención y falta de recursos. Lo que es cierto, y así nos avisan los profesionales, es el efecto de la pandemia y el confinamiento.
¿Cómo se está gestionando esta crisis sanitaria?
Ha puesto a prueba al sistema sanitario aragonés de forma seria e inesperada y creo que estamos respondiendo razonablemente bien ante una segunda ola que preveíamos para el otoño. Todos los días a las 8.00 vemos los datos y a las 9.00 nos reunimos las diferentes direcciones generales con la consejera. Analizamos la situación y observamos si la evolución de la pandemia obliga a poner en marcha nuevos dispositivos asistenciales. La evaluación continua forma parte de la genética del sistema sanitario, y estamos en ello.
¿La pandemia está controlada?
Tenemos capacidad de control sobre ella. Aragón está en situación de meseta y decimos que la tenemos controlada en ese sentido. Eso no quiere decir que no siga habiendo casos ni riesgo de rebrotes. Por eso es importante la responsabilidad de todos. Si el sistema se colapsa, el problema es de toda la sociedad.