El Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades concede 625.000 euros a ocho proyectos del Instituto de Investigación Sanitaria Aragón
21 junio, 2021El calvario tras la picadura de una garrapata…
21 junio, 2021El neumólogo del Servet y catedrático de medicina de la Universidad de Zaragoza José María Marín se sitúa entre los médicos investigadores más influyentes del mundo en el campo de la apnea obstructiva del sueño. Una investigación suya publicada en 2005 en 'The Lancet' es el texto más referenciado en todo el mundo.
El neumólogo del Hospital Miguel Servet de Zaragoza José María Marín es el especialista más citado del mundo en el campo de la apnea del sueño, donde sus trabajos e investigaciones clínicas han sido referenciados en más de 2.700 ocasiones.
Los pacientes no lo saben. Ni yo se lo he dicho ni nadie se lo ha dicho, y es mejor que no lo sepan (risas). Aquí lo más importante es la labor asistencial de hospitales como el nuestro. La parte de investigación es extra y lo haces además de la asistencia. Pero lo gratificante es que los pacientes nos conozcan por el trato que les damos y la calidad asistencial que les podemos ofrecer. No conozco ningún investigador clínico que no sea un buen médico asistencial. La investigación médica lo que te proporciona además es un estímulo para mantener un estudio y una actualización en tus conocimientos médicos que obviamente al final deriva en la mejoría del manejo de tus pacientes.
- España, aun invirtiendo la mitad que la UE en investigación, ocupa el tercer puesto en el ranquin de los 19 países de origen de los artículos más citados, por detrás de dos referentes como Estados Unidos y Canadá. ¿Qué reflexión le merece este dato? ¿Sabemos hacer más con menos?
Tú misma lo has dicho... La estructura asistencial nuestra está basada en que se trata de un Sistema Nacional de Salud. El empresario fundamental de los médicos nuestros es ese sistema, luego si quieres hacer algo en investigación clínica, que es mi campo, lo lógico es trabajar en grandes hospitales del Sistema Nacional de Salud (en mi caso, el Servet). Aquí te pagan por trabajar y lo importante es la dedicación asistencial. Pero una vez que has cubierto las obligaciones que te indican, el sistema te permite un sobresfuerzo y te facilita la posibilidad de realizar la investigación clínica. Digamos que no hay grandes inconvenientes si la iniciativa de uno es lo suficientemente fuerte. Ahora bien, no hay liberación de tiempo para hacer investigación clinica. Al final es algo completamente vocacional. Si no te gusta es mejor que no lo hagas porque va a ser un tormento. Hay que quitarle mucho tiempo a tu familia, meter muchas horas extra... te tiene que compensar en términos vocacionales.
- ¿Cuándo le picó el 'gusanillo' de dedicarse a la investigación?
En el año 82, cuando empecé mi residencia de Neumología en el Hospital Royo Villanova, tuve la suerte de coincidir con tutores que en ese momento me estimularon para la investigación biomédica. Me metieron un veneno, y ya no lo he dejado jamás. También tuve la suerte al acabar mi residencia de pasar un tiempo largo en Canadá, y ese fue mi despegue como médico investigador. Cuando volví a Zaragoza vine ya cargado con esa actitud hacia la medicina en general.
- ¿Se hace buena ciencia en Aragón?
Hay una gran variabilidad. Hay grupos punteros, que tienen nivel internacional, y yo creo que estamos a nivel medio del país teniendo en cuenta los recursos con los que cuenta nuestra región. Si echo la vista atrás, hay dos elementos que están potenciando la investigación biomédica en estos últimos años: la importancia cada vez más creciente que tiene el Instituto de Investigación Sanitaria de Aragón, que cada vez tiene más fuerza, y la propia Universidad de Zaragoza, que realmente está fomentando bastante la investigación biomédica de Aragón. La iniciativa de los dos grandes hospitales de la región es variable, pero está cada vez más apoyada por el Instituto de Investigación Sanitaria de Aragón y por la propia Universidad.
- ¿Hay cada vez más interés por dedicarse a la investigación?
Esto es especialmente así en el caso de biomédicos y biólogos. En el caso de los médicos, el porcentaje de jóvenes nuestros que se enganchan a la investigación no es muy alto y como las salidas profesionales no están del todo mal, ni siquiera conseguimos incorporarlos a los grupos que ya tenemos en los hospitales. Es el drama que tenemos, que miramos hacia atrás y no tengo claro que nos siga la suficiente cantidad de gente con inquietud... La investigación requiere meter muchas horas por la tarde, quitarle mucho tiempo a la familia… Eso nosotros lo hemos hecho, y se trata de que las nuevas generaciones lo tengan más fácil, que no repitan el esfuerzo que hemos hecho.
- ¿Qué tiene que cambiar para que se produzca ese relevo?
El futuro es brillante si los réditos que da la investigación hacia la gente joven le suponen un progreso en sus carreras asistenciales. El gran problema que ha habido y que existe en este momento es que es difícil atraer a jóvenes médicos especialistas a la investigación biomédica porque realmente es muy costoso en términos personales. Por ejemplo, una tesis doctoral, que es el resumen de un proyecto de investigación en términos relativos, vale menos que estar trabajando cuatro o cinco meses de interino. A no ser que se redimensionen los méritos, yo veo difícil que la gente joven se incorpore a los grupos de investigación. Al final, si tu esfuerzo se ve recompensado por unos méritos tangibles, la gente obviamente se implica. Pero si va a hacer un esfuerzo y ese esfuerzo no va a tener una recompensa es más difícil, de forma que actualmente es complicado implicar a los médicos jóvenes en la investigación biomédica en general.
- ¿Ocurre lo mismo en otros países?
No exactamente, porque en Norteamérica si alguien quiere tener una carrera universitaria hay unas directrices muy claras: hay que implicarse en grupos de investigación y a partir de publicaciones vas adquiriendo una carrera y un currículum investigador que te hace conseguir metas a nivel académico. Esto es consustancial con la asistencia. Las grandes instituciones académicas lo que quieren es que su personal cualificado tenga esta doble línea de excelencia académica y asistencial. En nuestro país, el Sistema Nacional de Salud lo que te valora es tu capacidad asistencial. Es verdad que en la universidad hay que demostrar una serie de méritos, y hay agencias nacionales como la famosa Aneca que califica tus méritos para ello. Pero, en principio, en el Sistema Nacional de Salud la parte investigadora no es lo más relevante para tu carrera.
- Cómo llega una investigación del Servet a convertirse en el trabajo más referenciado del mundo.
El estudio sobre apnea que se cita lo publicamos en 2005 en 'The Lancet' y hacía referencia a una investigación extensa que empezamos en los años 90, cuando se creó la Unidad del Sueño. El mérito de este estudio fue recoger el seguimiento clínico de los pacientes al cabo de diez años, y darnos cuenta de que los enfermos con grado severo de apnea que no estaban siendo tratados tenían mayor riesgo de mortalidad y de padecer una enfermedad cardiovascular. Como fuimos los primeros en publicar eso, a día de hoy somos los más referenciados, ya que el que publica primero es el que realmente se lleva el mérito.
Una Unidad de referencia en Aragón
"Los primeros diez o 15 años incluso nos mandaban enfermos de fuera de la región, porque al principio en España no había unidades de trastornos respiratorios del sueño"
- ¿Cuántos pacientes han pasado desde entonces por la Unidad?
- En este año de la covid, ¿han tenido que tener especial cuidado sus pacientes?
No especialmente. Ya estamos haciendo balance al respecto y podría concluir dos cosas: que no han tenido mayor riesgo de padecer el coronavirus que si no hubieran tenido apnea del sueño; y que cuando enfermaron de la covid parece que los aparatos que llevaban han ayudado a reducir el daño de morbilidad relacionado con el coronavirus.
- ¿Tiene ganas de volver a la presencialidad?
Ardo en deseos de que vuelva. No entiendo mi trabajo por teléfono. Nuestros pacientes nos quieren ver y nosotros queremos ver a nuestros pacientes. También es verdad que como ha ocurrido en otras áreas, el seguimiento de los nuestros estuvo hipotecado por la semiprencialidad, que lo tuvimos que suplir con llamadas telefónicas y otras alternativas. Ahora estamos funcionando al 50%, pero con ganas de que todo esto acabe para volver al 100%.
- ¿Se ve el final de esta pandemia?
Se ve un control, pero la ciencia en general piensa que vamos a ir de pandemia en pandemia. Hay bastantes datos que indican que va a haber una periodicidad de las pandemias. No se sabe si cada 3 o 5 años... Pero desde luego las pandemias están aquí para quedarse. La otra cosa que vemos es que tal vez tengamos que vacunarnos con dosis de recuerdo cada año hasta que desaparezca el virus.
- ¿Cree que es pronto para relajar el uso de mascarillas?
Las mascarillas han tenido una ventaja paralela que es la reducción drástica del resto de infecciones respiratorias: apenas ha habido gripe este invierno. Los casos de bronquitis se han reducido sustancialmente, y todo esto ha sido por la mascarilla, porque nuestros enfermos se protegían con ella y a ellos les protegían a su vez otras personas que podían estar infectados por virus no covid. Ha sido una medida que, además de reducir la transmisión del virus, ha reducido otras enfermedades, y yo creo que no se debe reducir todavía su uso en los sitios públicos. Obviamente, si tú estás solo, puedes hacer lo que quieras. Pero en cualquier sitio público donde convivas con más personas lo lógico sería mantenerla hasta que esté bien controlada la pandemia, y yo no establecería una fecha para retirarla en un plazo próximo. Hay muchos países donde tú viajas allí y desde hace muchos años te encuentras con que los aduaneros la llevan. Esto es típico de Japón o de China. La mascarilla es realmente un instrumento excelente para evitar transmisiones. Muchos de nosotros que estamos en contacto directo con pacientes creo que en el futuro los recibiremos con mascarilla, independientemente de si estamos o no en pandemia.