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13 abril, 2020El científico aragonés José María Ordovás, catedrático de Nutrición en la Universidad Tufts en Boston, señala que el hecho de que no se conozca mejor la manera de combatir el coronavirus se debe a que la investigación es "el miembro pobre de la familia".
Para una persona como el científico aragonés José María Ordovás -uno de los padres de la Nutrigenómica- acostumbrada a estar en continuo movimiento, viajando de un país a otro, el confinamiento provocado por la pandemia del coronavirus es algo que se lleva "con resignación". No obstante, como señala, tampoco tiene mucho tiempo para pensar y lamentarse porque la investigación le ocupa todo el día. "Nos ponemos a trabajar y a esperar que esto pase. El trabajo de laboratorio y los estudios humanos se han puesto en pausa, pero gran parte de la producción es a través del ordenador y eso se puede seguir perfectamente", afirma.
Ordovás se encuentra en su casa de Boston, en Estados Unidos, donde es catedrático de Nutrición en la Universidad Tufts. Una ciudad académica, donde se fabrica "conocimiento", en la que la situación está de momento "calmada". "Hay una gran plantilla de hospitales con capacidad suficiente para absorber lo que pueda ocurrir", dice.
Para el catedrático aragonés, una de las lecciones que debemos aprender de esta crisis mundial es que la sanidad tiene que estar bien provista. "El hospital local nos estaba pidiendo a los laboratorios que por favor donáramos lo que fuera (tubos de ensayo, guantes, mascarillas…) porque no tenían", cuenta a modo de ejemplo. Otra lección es la transparencia. "Si China hubiera revelado cómo estaban las cosas a tiempo no hubiera pasado, al menos en la extensión, lo que ha ocurrido", advierte. Y, por último, una respuesta apropiada. "Si dijeras de repente que el fuego se ha originado al mismo tiempo en todo el mundo. Pero no, es como un bosque en el que el fuego ha ido avanzando y cada país lo veía y decía '¡No llegará!'. Esa capacidad de respuesta basada en el ejemplo de aquellos que lo están pasando no la hemos visto en ninguna parte. Ni en Italia, España, Estados Unidos ni en el Reino Unido. ¿Cuál es esa inercia que nos lleva a no responder apropiadamente? No lo sé", resalta.
"Si dijeras que el fuego se ha originado al mismo tiempo en todo el mundo. Pero no, es como un bosque en el que el fuego ha ido avanzando y cada país lo veía y decía '¡No llegará!"
Ordovás también coincide en que Corea del Sur es un ejemplo a seguir en el combate contra el covid-19. "Ha sido una respuesta rápida, unificada y racional que ha permitido que se consiga el éxito a pesar de lo que está ocurriendo alrededor. Todos tienen que participar: las clases políticas, los sanitarios (eso lo han hecho de una manera heróica) y la sociedad. Es un virus que tiene un alto nivel de contagio; cada elemento de la población que no sigue las normas se convierte en un propagador del problema. Este virus tiene, desde mi perspectiva, una inteligencia increíble. Además, se aprovecha digamos de la fisiología del ser humano para poder reproducirse mejor. Es una obra de ingeniería realmente. Eso lleva a que sea tremendamente astuto, por llamarlo de alguna manera", subraya.
Un mal general
Como científico le preocupa el futuro, el covid-20, porque, a su juicio, el virus llegará otra vez. "Puede ser la próxima temporada o en un año o dos", indica. De ahí que para Ordovás sea importante qué se va a hacer. "El hecho de que no conozcamos mejor las maneras de combatirlo y prevenirlo se debe simplemente a que la investigación es, digamos, el miembro pobre de la familia en todas partes. Es un mal general, También en Estados Unidos, especialmente desde la última administración ha sufrido mucho", asegura Ordovás, quien se pregunta cuántos "trillones" se van a perder en el mundo durante estos meses. "Será imposible de cuantificar. Y con una pequeña inversión de millones podríamos haber atajado todo esto".
En este punto, destaca la respuesta de los investigadores para luchar contra el virus. "Sin recursos, más o menos como los sanitarios, se han unido todos hacia el mismo esfuerzo y cosas que antes se hubieran tardado en hacer 5 o 10 años, se están haciendo en meses a nivel mundial", explica.
"Sin recursos, los investigadores se han unido todos hacia el mismo esfuerzo y cosas que antes se hubieran tardado en hacer 5 o 10 años, se están haciendo en meses a nivel mundial"
Al mismo tiempo, muestra su preocupación por el factor económico y el día después al confinamiento. "En España ya estamos un poco en esa situación de ver luz al final del túnel. Tenemos que tener mucho cuidado en la recuperación. Si soltamos de repente las riendas y todo el mundo vuelve a su vida normal nos vamos a encontrar que en dos o tres meses otra vez pase lo mismo", advierte.