La pandemia no solo es objeto de análisis de virólogos. El reputado científico Juan José Gómez Cadenas persigue al coronavirus con los argumentos de la Física.
Hace unos años le entrevisté en la Estación Delicias. Venía usted de Canfranc rumbo a Madrid. No para quieto el profesor Gómez Cadenas. ¿Qué ha hecho hoy mismo antes de la entrevista?
Hoy es un día corriente. Me he levantado bastante antes del amanecer. He tenido una hora para pasear con mi mujer. A continuación, a las 8.30, he tenido una conferencia con Japón. También, con Carlos Peña Garay, director del Laboratorio Subterráneo de Canfranc (LSC). Estamos preparando una colaboración sobre Física de Neutrinos entre Japón y España. Antes de iniciar esta entrevista (11.00), he estado realizando análisis de datos. Esta tarde tengo varias reuniones más. A las seis de la tarde (18.00), un seminario sobre la covid con la viróloga Margarita del Val.
Ahora reside habitualmente en San Sebastián.
Nací en Cartagena. Estudié Ciencias Físicas en Valencia. Después, en el CERN (Consejo Europeo para la Investigación Nuclear) de Ginebra. También, en la Universidad de Stanford, en California. Luego pasé por Harvard y Massachusetts. También, en Madrid, profesor de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Por supuesto, Canfranc. Lo más reciente es San Sebastián, como profesor en el Ikerbasque en el Donostia International Physics Center (DIPC), un centro de altísimo nivel de Física. Mi vida transcurre entre San Sebastián, Canfranc y Valencia.
Fascinante lo que están tramando en Canfranc.
Me apasiona el experimento NEXT (Neutrino Experiment with a Xenon TPC). Allí desarrollamos Física Fundamental, es decir, intentamos contestar a grandes preguntas que no sirven para nada, excepto que luego sí sirven.
Pero ¿sirven o no sirven...?
El presidente de mi centro, Pedro Echenique, Premio Príncipe de Asturias, habla de la sublime utilidad de la ciencia inútil. En Canfranc hacemos una sublime ciencia inútil, que luego es muy útil. La ciencia inútil es intentar demostrar que el neutrino es su propia antipartícula. De ser así, nos explicaría por qué en nuestro universo solo hay matería y no hay antimateria. Mucha gente me pregunta, ¿y esto para qué nos sirve?
Profesor, ¿para qué sirve?
Aparte de para conocer mejor el universo, nos sirve para hallar unas aplicaciones útiles en medicina: xenon en estado líquido para en un escáner detectar tumores en el cuerpo completo. Es decir, en una persona que padece un tumor en el hígado, saber también si tiene una metástasis en el cerebro, por ejemplo.
Ya lo creo que sirve...
En San Sebastián desarrollamos detectores para encontrar el coronavirus. Hay test lentos, otros muy caros, que requieren especialistas. Perseguimos un detector semejante al que usamos para encontrar neutrinos, que sea capaz de hallar de manera sensible, barata y ‘on line’ la presencia de estos virus. Queremos detectar electrónicamente el coronavirus. Sería muy útil. Imagínese en un aeropuerto, por ejemplo. En todo.
Estamos ante el Asimov español.
Acaba de nombrar usted a mi ídolo. Mi padre quería que fuera marino como él. Hasta que en COU me tropecé con el libro ‘Introducción a la Ciencia’, de Asimov, que cambió completamente mi vida. Ginebra, Stanford, Harvard, el CSIC, Canfranc, ahora San Sebastián, todo vino después.
Además, me encuentro ante un escritor notable… Me pareció interesantísimo ‘El ecologista nuclear’.
Abrió un debate a mi juicio necesario sobre la energía nuclear. Este libro habló con datos, como hace la ciencia, con hechos, con números, alejándose de planteamientos relacionados con los sentimientos y las vísceras. La energía nuclear, como cualquier otra energía, no es una panacea; pero es necesaria.
Ahora acaba de publicar ‘Virus. La guerra de los mil millones de años’, una profunda reflexión sobre la pandemia.
Lo he escrito con el biólogo Juan Botas. Intentamos explicar el coronavirus, contextualizarlo. Y sobre todo, informar. Porque los datos, la información real, son la mejor fórmula contra el miedo. También, contra el coronavirus.