Después de sufrir un infarto, lo habitual es que a los pacientes se les indique medicación para controlar sus niveles de hipertensión y colesterol y para prevenir la posible formación de coágulos. Hasta ahora, esos fármacos debían tomarse por separado, pero las evidencias sobre las ventajas que tiene aunar esos tratamientos en un solo comprimido cada vez son mayores.
Una nueva investigación muestra que la polipíldora desarrollada por el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) y Laboratorios Ferrer reduce significativamente el riesgo de sufrir un nuevo problema grave de corazón así como la mortalidad por causas cardiovasculares en comparación con la terapia convencional. Previamente, este tratamiento ya había demostrado su capacidad para mejorar la adherencia a la terapia.
Los detalles de la investigación, denominada SECURE, se publican en la revista New England Journal of Medicine coincidiendo con su presentación en el Congreso Europeo de Cardiología, que se celebra estos días en Barcelona.
Esta polipíldora contiene en una misma presentación ácido acetilsalicílico (aspirina), atorvastatina (para el colesterol) y ramipril (un inhibidor de la enzima convertidora de angiotensina -IECA- que se emplea para el control de la hipertensión y estabilizar las arterias coronarias).
"Los resultados son muy espectaculares y, por primera vez muestran que la polipíldora logra reducciones clínicamente relevantes en los eventos cardiovasculares recurrentes en pacientes que han sufrido un infarto de miocardio", subraya Valentín Fuster, director del CNIC e investigador principal del estudio. El cardiólogo lleva más de 15 años trabajando en el proyecto de la polipíldora y cree que los resultados son claves para que "la polipíldora pueda llegar a formar parte integral de la estrategia global para mejorar la prevención secundaria".
La investigación, de fase III; ha realizado un seguimiento durante una media de tres años a casi 3.000 pacientes de 7 países europeos (España, Alemania, Francia, Italia, Hungría, Polonia y República Checa) que habían sufrido un infarto en los seis meses anteriores. El 31% eran mujeres y la edad promedio era de 76 años. De forma aleatoria, a parte de los participantes se les asignó tratamiento con polipíldora (con distintas composiciones, en función de sus necesidades) mientras que el resto fue tratado con la terapia convencional, con comprimidos distintos para cada tratamiento).
El seguimiento de los participantes mostró que la aparición de nuevos problemas cardiovasculares, como infartos o ictus, fue menos frecuente en el grupo de los tratados con polipíldora (9,5%) con respecto a quienes recibieron la medicación convencional (12,7%).
"Especialmente relevantes son los efectos de la polipíldora sobre una de las variables más determinantes, la incidencia de muerte cardiovascular, que disminuyó en un 33%, pasando de 71 pacientes en el grupo de tratamiento habitual a 48 en el grupo de polipíldora", ha señalado el CNIC en un comunicado.
El trabajo también demostró que la adherencia al tratamiento entre los pacientes tratados con polipíldora era mayor que la del resto, lo que confirma la evidencia previa.
Precisamente esta mayor adherencia al tratamiento, el hecho de que los pacientes tratados con polipíldora sean más fieles a la medicación, es, para Fuster, una de las claves que explican sus beneficios a la hora de prevenir nuevos eventos cardiovasculares.
"El tratamiento se simplifica y se mejora la adherencia", explica el cardiólogo, quien también recuerda el buen perfil en cuanto a coste-efectividad que tiene la presentación.
"Hace 15 años que empezamos a explorar cómo mejorar la adherencia a la medicación tras haber sufrido un infarto. El desarrollo ha sido complicado, hemos trabajado al menos en 50 polipíldoras, pero los resultados hablan por sí mismos", señala Fuster.
La evidencia acumulada sobre la utilidad de la polipíldora se refiere a su uso en prevención secundaria, tras un infarto, no está indicada en casos de prevención primaria, a la hora de prevenir un problema grave cardiovascular, recuerda el cardiólogo.
Esta polipíldora del CNIC y Ferrer ha recibido ya el visto bueno de la Agencia Europea del Medicamento (EMA). Sus responsables esperan iniciar ahora los trámites para su aprobación por parte de la FDA, la agencia que regula los medicamentos en EEUU.
Fuente: El Mundo