Un estudio evidencia que la carne roja daña las arterias y aumenta el riesgo de enfermedad cardiaca en la vejez
6 julio, 2020Carmen García: «Empatizo mucho con las investigaciones del IISA»
6 julio, 2020Los investigadores Antonio Güemes y Marta Baselga han diseñado una pulsera que al presionarla dispensa antiséptico a la mano. Con capacidad para 25 dosis, varias empresas ya se han interesado
Los tiempos de pandemia, de crisis sanitaria y de incertidumbre a futuro son también tiempos de investigación, de avances y de búsqueda de fórmulas o recursos que ayuden a ‘encajar’ más bien que mal una situación ya de por sí complicada. En el Instituto de Investigación Sanitaria (IIS) de Aragón no han dejado de trabajar en ello y su última creación es una pulsera portátil que autodispensa antiséptico de manera rápida y cómoda con el fin de facilitar la desinfección inmediata.
El proyecto, liderado por el Antonio Güemes, jefe de Cirugía General del hospital Clínico, y la investigadora Marta Baselga, tiene como fin contribuir a prevenir el contagio y frenar también su transmisión por contacto. Varias empresas ya se han interesado, lo que hace que su llegada al mercado esté cerca de convertirse en realidad.
Se trata de una pulsera sencilla de silicona, de uso personal, con una capacidad de hasta 25 dosis de solución hidroalcohólica. En un principio se diseñó para uso del personal sanitario, pero dada su función entre la población, porque además puede incentivar la frecuencia de la autoprotección, se optó por crearla para todo el público.
Para usarla hay que ponérsela en la muñeca y presionar ligeramente para que una dosis de solución hidroalcohólica vaya directamente en la mano. «También se puede emplear para desinfectar pequeñas superficies de contacto diario, como el pomo de una puerta o el botón de un ascensor», señala Baselga.
Este aparato se puede recargar por otro orificio y al restringir las dosis se reduce el impacto medioambiental que ocasiona desechar grandes cantidades de botes de gel de plástico con una cantidad de producto «poco significativa». El autodispensador ya está protegido y el objetivo ahora es encontrar empresas interesadas en obtener una licencia para su fabricación en serie y su lanzamiento al mercado.
De momento, la empresa de ingeniería biomédica Dima, ubicada en Calatayud, se ha encargado de producir las primeras unidades que se han probado en un proyecto piloto. En el estudio han participado 25 sanitarios de los servicios de Medicina Interna, Digestivo, Cirugía e Infecciosos del Clínico. Después de portar el dispositivo durante varios días, los resultados de la encuesta fueron muy positivos. «Más del 80% admitió haberse aseptizado con mayor frecuencia de lo habitual y consideró que el dispositivo es atractivo y útil, ya que cada recarga dura entre tres y cinco horas de su jornada laboral», explica Baselga.
Esta iniciativa ha sido financiada en su totalidad por el IIS Aragón en el marco de una convocatoria propia para apoyar proyectos innovadores que contribuyan a minimizar la transmisión del coronavirus y facilitar el control de la infección.