"Los antibióticos son imprescindibles para el manejo de las infecciones y para la profilaxis de infecciones en determinados pacientes, como inmunodeprimidos. Perder la eficacia, que es lo que supone la resistencia antibiótica, significa perder el control en el manejo de las infecciones, sobre todo las graves".
La microbióloga Ana Isabel López-Calleja coordina actualmente el Programa de Optimización de Uso de Antimicrobianos (Proa) que se puso en marcha en 2015 en el Hospital Universitario Miguel Servet y en el que participan distintos servicios, como Microbiología y Farmacia, la unidad de Enfermedades Infecciosas de Medicina Interna, Medicina Preventiva, Enfermería y la uci. Su objetivo: mejorar el uso de los antimicrobianos y el pronóstico de los enfermos con infecciones graves. Para ello, este grupo multidisciplinar trabaja en la elaboración y difusión de guías para los profesionales, la vigilancia de las resistencias, el asesoramiento en la prescripción de antibióticos, el manejo de las bacteriemias y el control en el consumo de antibióticos, entre otros.
La resistencia a los antibióticos es uno de los desafíos más importantes que afronta la medicina moderna ya que, tal y como recordó hace unos días la ministra de Sanidad, Carolina Darias, «causa 700.000 muertes al año en todo el mundo y 4.000 en España, cuatro veces más que los accidentes de tráfico», y «genera en Europa un gasto sanitario adicional de unos 1.500 millones de euros». Para concienciar sobre los riesgos asociados al uso indebido de los antibióticos y realizar un llamamiento al consumo responsable, se celebró hace recientemente la Semana Mundial de Concienciación sobre el Uso de los Antibióticos.
«Cuando hablamos de pandemia silenciosa respecto a la resistencia a antibióticos nos referimos a que constituye un problema de salud global, a nivel mundial. Está ahí pero evidentemente no es tan visible ni obvia como puede ser la pandemia por covid», resumió Ana Isabel López. Una opinión que compartió también José Ramón Paño, médico del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Clínico Universitario Lozano Blesa de Zaragoza y responsable del Proa en este hospital: «Es como una pandemia a cámara lenta. Se trata de una pandemia porque es un fenómeno transmisible, que afecta a multitud de países y regiones y que supone un importante problema de salud. Y su velocidad es menor que la de otras, como por ejemplo, la de covid. Paradójicamente, tener más tiempo de maniobra, enlentece la respuesta que, por otro lado, requiere de tiempo para dar resultado».
«Si un paciente tiene una infección por un microorganismo resistente a algún antibiótico, ese medicamento no va a ser eficaz en el tratamiento», indica la microbióloga del Servet. De ahí la importancia que tiene el concienciar a la sociedad de un buen uso de estos fármacos: «Es fundamental seguir recordándolo, así como formar e informar a las nuevas generaciones».
Para el doctor Paño, «la mayor parte de la gente es muy responsable. Pero, aunque suene absurdo, todavía hay algunas personas que demandan antibiótico para situaciones o enfermedades para las que sabemos que no funcionan. Por eso es importante informar a los ciudadanos de la importancia de usarlos solo en aquellas situaciones en las que sirven para curar». Ese es precisamente el lema de la campaña iniciada a nivel nacional.
Tal y como explicó el médico del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Clínico, que es también el coordinador clínico de la Estrategia Irasproa de la Consejería de Sanidad, «el problema de la resistencia de las bacterias a los antibióticos es muy complejo y el uso de antibióticos es una parte importante, pero no única, de ese problema». «La resistencia a los antibióticos –continuó José Ramón Paño– es un complejo fenómeno biológico que tiene lugar en las bacterias en distintos entornos y que se amplifica con el uso de antibióticos».